Una de las cosas que han hecho de Lima una ciudad complicada es, definitivamente, el tráfico. Y todos hablamos de este, pero no hacemos lo que cada uno debería para que mejore. Hay muchas cosas: caminar, usar menos el auto, seguir las reglas de tránsito, descartar los carros que estén viejos, y así como estas soluciones, muchas.

Lo importante es que nadie sabe a estas alturas quién es el responsable de este caos y ello se debe a que son varias las autoridades que nos deberían responder. El alcalde de Lima, los alcaldes municipales y hasta la autoridad regional entrando a la ciudad.

No tener una autoridad identificada y empoderada que consolide en una mano el arreglo de este problema hace imposible encontrar una solución.

El Ejecutivo debería trabajar junto con el Congreso una ley que cree esta autoridad con las facultades que se requieren para arreglar el tráfico, que a la fecha es el peor

problema de Lima. Los limeños, si queremos caminar, tampoco podemos. La inseguridad es grande y nos exponemos a robos. Así, el hecho de que algunos puedan ir a pie a sus trabajos se ve imposibilitado por el temor a los asaltos. Muchos limeños viven en la periferia y el hecho de que el transporte público sea tan deficiente hace que a diario haya personas que se pasan 4 horas en una combi destartalada. ¡Pero al menos hay combis!

El Metropolitano ha ayudado pero no es suficiente, necesitamos transporte público. Una entidad a cargo de algún experto bien empoderado y apoyado por la ciudadanía sería útil. Esta autoridad nos debe informar qué piensa hacer y cómo. Es deprimente ver como nadie hace nada, pero sobre todo, como los más pobres, siempre pagan los platos rotos.