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Uno. Verónika Mendoza ha viajado a España para comer jamón serrano y bailar la Macarena con Pablo Iglesias, líder de Podemos, el grupo filochavista que está a la izquierda del Partido Socialista español. Así, entre camaradas, tomando calimocho y cantando la Internacional, la salvadora de la democracia, según Vargas Llosa, sale en fotitos abrazada a los chavistas de Podemos, esos incapaces que no saben gestionar ni un chiringuito playero. ¡Qué tales juntas las de Mendoza, aliada electoral del presidente electo! La musa de la izquierda caviar, la pasionaria de los medios de comunicación liberal-progresistas, la aplaudidora rabiosa del Movadef, ya está insertada en la Internacional Comunista.

Dos. La doble moral caviar brilla ante el caso de Rosana Cueva. Es una vergüenza que Nadine utilice a sus esbirros y lacayos para perseguir al periodismo independiente, pero más asquerosa y nauseabunda es la complicidad de toda la argolla caviar con este circo dirigido por el demonio de la venganza. La argolla siempre ha sido el refugio del mediocre y por eso, porque la talentosa Rosana no necesita de la argolla de la mediocridad, los plomizos y mediocres la odian de manera preferente.

Tres. Esta elección ha demostrado que Riva-Agüero continúa teniendo razón en su diagnóstico. La derecha elitista, la derecha empresarial, mayoritariamente, decidió unirse a las izquierdas y traicionar al centro-derecha popular. Aquí se formó una alianza contra natura entre la derecha empresarial y la izquierda caviar con un solo fin: batir al centro-derecha popular. Quien tenga oídos, que oiga.