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Los peruanos amanecimos ayer con la triste noticia de la desaparición de tres bomberos mientras sofocaban el incendio del almacén que el Ministerio de Salud tiene en El Agustino. Con el paso de las horas, lamentablemente, se confirmó la muerte de Eduardo Jiménez Soriano, Alonso Salas Chanduví y Raúl Sánchez Torres, lo que sin duda es un duro golpe para el país y en especial para quienes conocemos de cerca la labor abnegada y voluntaria de “los de rojo”.

Pero el pesar no solo es por el fallecimiento de estos tres nuevos héroes, sino por las circunstancias en que se habría producido el siniestro. Desde que se inició el incidente, durante la noche del martes, el hecho no ha dejado de estar rodeado de sospechas, pues no solo se han quemado medicinas e insumos a ser repartidos en hospitales, sino también documentos, justo en los días posteriores a las serias denuncias de presuntos actos de corrupción ocurridos en ese sector.

Y claro, seguramente ahora, luego de la muerte de los tres bomberos, todos los políticos se sumarán a campañas y lanzarán sus tuits de solidaridad, cuando en la práctica, desde tiempos jurásicos, nuestros bomberos operan a su suerte y sin los equipos necesarios para proteger sus vidas y las nuestras. Ojalá que estos señores al menos se preocupen de que los familiares de los caídos tengan a futuro cubiertas sus necesidades básicas.

En medio de todo, resultó absolutamente desatinado y fuera de lugar el bailecito que se dio ayer el presidente Kuczynski en un colegio de Barrios Altos mientras muy cerca de ahí eran retirados los cuerpos. Eso hizo recordar a la exministra de la Mujer del humalismo, “Mocha” García Naranjo, quien en 2011 se dio un “dancing” con el “Puma” Carranza después de que tres niños murieron tras comer alimentos malogrados repartidos por su sector.

Ayer en este mismo espacio comentaba que era irónico que el Perú esté sumando esfuerzos para entrar a la OCDE cuando tiene un servicio de salud pública como el que acá padecen los que no pueden pagar un médico privado o una clínica. A eso habría que añadir que nuestro país no debería preocuparse por entrar a “exclusivos clubes” de países si tiene un cuerpo de bomberos donde los voluntarios deben jugarse la vida por la eterna falta de equipos y de mayor atención del Estado.

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