Hace exactamente un año, el 3 de noviembre de 2020, Donald Trump (2017-2021) fue derrotado por la pandemia. Sí, ha leído usted bien, por la pandemia. Si no hubiera irrumpido en el mundo el virus Covid-19, incluso a pesar del carácter bastante complicado del presidente republicano, realmente se veía muy difícil que tuviera que dejar la Casa Blanca como así lo hizo, a regañadientes, el 20 de enero de 2021.
Es verdad que su rival demócrata, Joe Biden, tuvo una mejor performance durante los debates ad portas de la elección, pero estoy seguro que sin pandemia, Trump se habría impuesto sin problemas. Lo cierto es que el mandatario y magnate neoyorquino, que se trajo abajo a los políticos tradicionales -republicanos y demócratas, juntos-, llevó adelante una política fundada en el proteccionismo que, aunque criticada por medio mundo, contribuyendo a generar al propio presidente animadversiones políticas dentro y fuera del país, lo cierto es que le estaba dando los resultados que buscaba y los aplausos del núcleo duro de los estadounidenses del histórico Destino Manifiesto, es decir, -los gringos de granjas, los del aparato industrial del país, y con ellos, los blancos supremacistas pobres sin grados ni títulos-, aquellos que secundaron sus políticas porque sintieron que el cuadragésimo quinto presidente de su historia, los reconocía frente a una sociedad política cada vez más dominada por las migraciones, que los comenzaban a olvidar.
Trump, aún en sus cuarteles de invierno, está juntando todos los errores de Biden para completar las dos administraciones que la Constitución de los EE.UU., le permite, y sin haber llegado el demócrata al año de gobierno, es probable que Trump se halle bailando en un pie por el plato servido que sigue promoviendo a su favor el exsenador. Trump no duerme pensando en el día en que pueda conseguir la candidatura republicana para el segundo mandato. Acostumbrado a ganar en todos los negocios en los que se ha involucrado a lo largo de su vida, para nadie deberá ser difícil advertir que no quiere pasar a la historia de su país con solamente un mandato como pocos en las últimas décadas: Jimmy Carter (1977-1981) y George H.W. Bush (1989-1993), derrotados en el segundo intento por Ronald Reagan y Bill Clinton, respectivamente. Trump solo piensa en la revancha contra la pandemia.