Mañana, en Cleveland, Ohio, será el primero de tres debates televisivos –son parte de la cultura política estadounidense desde que lo estrenaron R. Nixon y J.F. Kennedy (1960)–, en que el presidente Donald Trump, buscará remontar a su rival demócrata, el exvicepresidente, Joe Biden. La pantalla chica no le ha sido ajena y allí estaría la clave de su posible éxito. Para explicarlo, mejor reproduzco un extracto de mi libro “EL FENÓMENO TRUMP”, publicado por Correo (Enero, 2017): “Fue la madre de Donald Trump, la escocesa MacLeod, que amaba con frenesí lo mundano y lo grandioso, quien influye notablemente en la vida de su hijo, llevándolo poco a poco hacia el mágico mundo del espectáculo estadounidense. Gracias a ella es que Donald desarrolla “un don para la puesta de escena” que tornó en un éxito su programa de “The Apprentice”. Sin duda, su relación con el mundo de la televisión, que progresivamente le daría la popularidad que buscaba para hacerse conocido, fue este programa, un reality show de la televisión estadounidense de la cadena NBC, que tuvo sintonía estelar pues presentaba a un grupo de empresarios que competían por 250,000 dólares y un jugoso contrato para dirigir una de las empresas del propio Donald Trump. Teniendo como fondo para el programa, el tema musical de apertura “For the Love of Money” de La O’Jays, Trump fue ganando fama con su frase “Estás despedido” que era el epitafio para quienes iban quedando eliminados del concurso. También se dejó ver en series de televisión como “La niñera”, “El príncipe de Bel Air”, “Spin City: Loca alcaldía”, “Sabrina, cosas de brujas” y la fabulosa “Monk”, a los que acudía como invitado o –aunque sin confirmar– se hacía invitar, que era lo más lógicamente probable. No había duda que Donald Trump quería convertirse en una figura pública y poco a poco lo fue consiguiendo; De cualquier manera, sacó el máximo provecho al espectáculo. Sabía que con solo contar el poder del dinero no lograría sus propósitos. Tenía que ser famoso y lo logró” (Pág. 41 a 43). Desde entonces, la televisión –11 debates, que incluye sus victorias sobre Hillary Clinton, en 2016–, ha sido su mejor aliada para el éxito. Veremos.