Aparentemente superada la enésima crisis política del país, con debate de una moción de vacancia presidencial incluido, el cronograma electoral sigue su desarrollo y, pese a la coyuntura, entramos de lleno en la campaña para los comicios generales del Bicentenario.

Las movidas en los distintos partidos políticos y la aparición de precandidatos y precandidatas presidenciales hace que nos preguntemos si el electorado y los postulantes están preparados para una campaña atípica como la que está empezando.

Al igual que casi todo lo ocurrido en nuestras vidas desde marzo, hoy estamos ante un hecho que obligará a replantear la manera que tenemos para hacer muchas cosas, incluido el proselitismo.

Pero, pese a que esto representa una oportunidad de mejorar e innovar, estamos viendo un desfile de candidatos que buscan partidos y viceversa.

Pareciera que no hemos aprendido nada de las últimas elecciones y volveremos a cometer el error de centrar nuestras esperanzas de un país mejor en la imagen de una persona en vez de buscar opciones políticas viables.

Estamos a puertas de cumplir 200 años de vida independiente y aún somos un país adolescente.