Con la misma intensidad con que en este diario y estas páginas hemos criticado el mal desempeño que ha tenido el Perú, en general, en la tarea de extraer de Israel a los peruanos que se encontraban en peligro tras el ataque terrorista de Hamás al sur de ese país del sábado 7 de octubre, es necesario ahora destacar el positivo anuncio hecho por la presidenta Dina Boluarte, en el sentido de que se van a comprar dos aviones Boeing para poder hacer labores humanitarias como las que se requerían en esta oportunidad.
El viernes último en este espacio, señalé que era grave que el Estado peruano no cuente con aeronaves de gran capacidad de pasajeros y carga, y con una autonomía respetable, como para ir a cualquier parte del mundo a evacuar a peruanos en peligro. Esto quedó demostrado en 2020 al inicio de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, tres años después, todo sigue igual, pues ningún gobierno tuvo la voluntad política de concretar la necesaria compra solicitada mucho tiempo atrás por la Fuerza Aérea del Perú (FAP).
El domingo último, la presidenta Boluarte ha señalado que ahora sí se va a concretar esta adquisición, que es vital si se quiere velar por la vida y la salud de los connacionales. Por estos días hemos visto cómo Argentina, Chile, Colombia y México, que cuentan con flotas respetables, pudieron llegar a Tel Aviv en pocas horas para sacar a su gente. Acá fue movilizado, con demora, el avión de uso presidencial que circunstancialmente se encontraba en Europa. No teníamos otra aeronave para ese fin.
Ahora, lo que queda es cruzar los dedos para que la compra de los dos Boeing capaces de llegar, por ejemplo, a Israel con una sola escala para reabastecimiento de combustible, pueda hacerse de inmediato, y que el entusiasmo del anuncio que debe ser celebrado, no se pierda en trámites, papeleos, proveedores truchos y demás situaciones como las que hemos visto en el pasado. Debemos estas muy atentos para que los aviones estén en Lima en un plazo razonable para estas adquisiciones, que no se hacen de un día para el otro.
El Estado de un país que tienen a compatriotas hasta en los últimos rincones del planeta, no puede carecer de aviones capaces de ir a largas distancias. Si tanto nos jactamos de que la economía va bien y que hay recursos que incluso no se usan por falta de gestión, nadie en su sano juicio podría negarse a esta anunciada compra. El mal manejo de la crisis de los peruanos varados en Tel Aviv, que al menos nos deje la lección de que no podemos seguir siendo un país con alas cortas.