Luego de una maratónica lectura de sentencia, el Poder Judicial impuso 12 años de prisión a Daniel Urresti como autor de los delitos contra la vida, el cuerpo y la salud, en la modalidad de asesinato, en agravio del periodista Hugo Bustíos, hace casi 35 años.

Desde el día que ocurrió el homicidio en Ayacucho hasta el momento, Urresti había sido General del Ejército Peruano, ministro, congresistas y candidato a la presidencia de la República y a la alcaldía de Lima. En los últimos tiempos hizo de la extravagancia y el show un modo de hacer política para mantener el foco de atención de los medios y la opinión púbica en él y no en lo que hizo en su época militar.

Hoy no es la excepción y luego de la decisión judicial, Urresti ha dejado en claro que el fallo tiene una motivación política. Según él, enfrentarse al Gobierno y al Congreso le ha costado la prisión.

Parece que al excandidato presidencial lo único que le interesa es continuar sacándole rédito político a lo que dice y hace. Ni este golpe de realismo lo ayuda a ver las cosas con sensatez y mesura.

Aquí hay un veredicto del Poder Judicial que se debe respetar. Si esta institución ha determinado que ha habido un asesinato contra un periodista y que se han violado los Derechos Humanos, luego de evaluar con objetividad, imparcialidad y con la la ley en la mano, hay que acatarlo. Así lo manda una sociedad civilizada, lo contrario sería la barbarie.




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