GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

La polarización creada por el ministro Saavedra, un cuadro del nadinismo supérstite, no debe volver a repetirse. Si el Ejecutivo aspira a gobernar de manera efectiva, tiene que pactar con las fuerzas de oposición el nombramiento de un ministro de consenso. PPK debe romper del todo con la herencia nefasta de Nadine Heredia. Las políticas de Estado siempre tienen que ser consensuadas para obtener la mayor legitimidad posible. No se puede hacer una reforma educativa excluyendo a la mitad de las fuerzas políticas. Un presidente débil y un gobierno sin apoyo de sus propios congresistas no deben acometer una gran revolución educativa declarándole la guerra a los stakeholders y pechando a la oposición. Todas las reformas que duran y son efectivas nacen de un gran pacto nacional. Es perjudicial para el país que el nadinismo supérstite lidere esta reforma. Saavedra se ha transformado en un elemento polarizador y lo que necesitamos es un agente de unidad. Si queremos que la reforma educativa tenga éxito, tenemos que apostar por un consenso político que legitime al nuevo ministro. El saavedrismo no logra consensos. El señor Saavedra, rodeado de su equipo, se ha encargado de colocar al país en una situación lamentable y estéril. Apelando a lo peor de la política del odio, el saavedrismo logró reunir una vez más al frente antikeikista con el fin de arrinconar a la oposición. La culpa no es solo de un ministro ineficaz; también de un grupo ideológico en contubernio con él. Necesitamos un gran pacto nacional que garantice la reforma educativa. Los ministros que dividen son perjudiciales para las reformas. Los ministros que dividen debilitan al Gobierno. Los ministros que dividen destruyen presidencias. Ojalá PPK tenga en cuenta que el primer paso para dialogar es dejar las armas en la entrada.

TAGS RELACIONADOS