La negativa del futbolista Paolo Guerrero a jugar por el Club Deportivo Universidad César Vallejo (UCV) aduciendo motivos de seguridad ha dejado de ser un tema de privados para convertirse en un hecho que ha requerido pronunciamientos del premier Alberto Otárola, y el ministro del Interior, Víctor Torres.
¿Por qué debe llegar una persona conocida a denunciar que es amenazada para que las autoridades se pronuncien?
Si bien ambos ministros se cuidaron e intentaron que sus discursos de apoyo al futbolista no quede solo en él, sino que se extrapole a toda la ciudadanía, en la opinión pública quedó la idea de que las autoridades accionan y resuelven de acuerdo a quién denuncia el hecho.
Y no hay cómo negarlo, Paolo Guerrero es uno de los peruanos más reconocidos en el mundo y que se niegue a jugar en su país debido a la incesante delincuencia e inseguridad ciudadana es un pésimo precedente, pero él no es el único peruano que ha denunciado ser víctima de la criminalidad.
Por qué a las denuncias del deportista responden ministros, mientras que los reportes de policías que se niegan a recibir denuncias o de fiscales que no procesan a detenidos y más bien ordenan que sean liberados pese a las pruebas se siguen sumando por miles.