El ministro de Educación, Morgan Quero, tuvo un inicio de gestión auspicioso al salir públicamente y con total contundencia a anunciar medidas drásticas contra profesores vinculados a grupos terroristas o al menos simpatizantes de bandas armadas que han logrado colarse en las aulas, incluso en colegios privados de Lima, para regar su veneno y enfermar mentes de niños y jóvenes como lo hicieron con ellos en el pasado, hasta convertirlos en fanáticos incorregibles del odio, la muerte y la destrucción total del Perú.
Es lo que se esperaba de un ministro comprometido con la formación de los futuros ciudadanos. Recordemos que Sendero Luminoso no se inició en las fábricas, entre los informales, en el aparato estatal o en los gremios laborales, sino en el ámbito educativo con especial énfasis en las facultades donde se formaba a los docentes. ¿Recuerdan La Cantuta en los años 80 e inicios de los 90? Estos criminales sabían que el primer paso para su alucinado asalto al poder y su “revolución”, pasaba por lavar los cerebros de niños y jóvenes.
Pero el ministro Quero se cae con su apoyo a la ley del Congreso que dispone el nombramiento de docentes contratados como “temporales” pese a haber salido desaprobados en las evaluaciones a las que han sido sometidos o que simplemente no se presentaron a ellas. Las razones no importan. Son profesores que no han demostrado capacidad profesional, que es lo mínimo que se exige a una persona antes de ser contratada, y más si se va a parar en un salón de clase a dedicarse a la formación de los futuros ciudadanos.
Lo esperable era que el flamante titular de Educación promueva que el Tribunal Constitucional (TC) declare inconstitucional la norma dada por el Congreso que este mismo gobierno, en diciembre último, había observado por ser a todas luces una patada a la meritocracia y a la formación escolar, además de una clara muestra del alto grado de descomposición de la mayoría parlamentaria que por razones que habría que conocer, ha optado por dar empleo y sueldo a quienes no lo merecen.
Con la venia del ministro Quero, se está dando un duro golpe a la educación en el Perú y un gran impulso a la discriminación en contra de los niños y jóvenes de la escuela pública, que seguirán sin poder competir frente a sus contemporáneos que se forman en planteles privados con docentes que sí son evaluados y pasan diferentes filtros. Muy mal, eso no se hace a quienes merecen que el Estado les brinde una formación de calidad que además es una herramienta para salir de la pobreza que arrastran de varias generaciones.