El Estado debe funcionar y centrar su atención en servir a todos los ciudadanos y brindar bienestar, no importa si eres de izquierda, derecha, tienes plata o no. Para eso aportamos nuestros impuestos. El Estado importa, y mucho: para regular, promover y servir.

Mientras presidí la Confiep, acostumbraba realizar viajes al interior del país para estrechar lazos entre las cámaras de comercio y el empresariado en general y, en cada ciudad procuraba visitar, además, un centro educativo público y un hospital de Essalud. Me interesé especialmente en conocer de cerca la situación de los hospitales financiados con los aportes que los empleadores hacemos por cada uno de nuestros trabajadores de forma mensual. Existen 411 hospitales y centros de Essalud y más de once millones de asegurados a nivel nacional. Fui testigo del gran esfuerzo desplegado por muchos médicos y enfermeras en varios de estos hospitales, para brindar una buena atención a pesar de que muchos operaban en locales antiguos o equipados de manera deficiente o precaria. Si hubo un hospital que me llamó la atención por sobre los demás, ese fue el “Barton” del Callao. Este complejo hospitalario que nació bajo la figura de “APP” (asociación publico privada; es decir, un privado ofreciendo un servicio público), costó cerca de 50 millones de dólares y fue construido, equipado y operado por una empresa privada, bajo un contrato a 30 años. Este complejo hospitalario que dispone de historia clínica electrónica, un sistema de gestión moderno, laboratorios impresionantes y que atiende a más de 250 mil asegurados anualmente con un 89% de satisfacción, no tiene nada que envidarle a una clínica privada e incluso a una del exterior. Y me preguntaba, ¿por qué todos los servicios públicos del país no pueden tener la misma calidad y eficiencia que este hospital? Cálculos realizados por Essalud algunos años atrás, han permitido estimar en US$400 el pago anual por asegurado en cualquier hospital de Essalud versus los US$351.54 que se paga a los hospitales administrados por una organización privada, eficiente. La pregunta es: ¿Por qué no trabajamos, unidos, en darle un buen uso a nuestros impuestos y servir a los demás emulando a un caso de éxito como el hospital “Barton” del Callao?