Difícil entender la actitud del gobierno de Colombia de no expulsar al Perú de manera inmediata a Sergio Tarache Parra, el venezolano que es pedido por la justicia peruana por el asesinato de una joven a la que echó gasolina para luego prenderle fuego en el Centro de Lima, por lo que las autoridades de acá deben estar muy atentas a fin de que la administración de alguien tal cercano al delito como el presidente Gustavo Petro, no nos juegue sucio otra vez.

Se debe tener en cuenta que el mandatario colombiano es un exguerrillero que estuvo al margen de la ley, que no reconoce la legitimidad del gobierno de Dina Boluarte y que sueña con ver de regreso en Palacio de Gobierno a Pedro Castillo, quien está preso por golpista y además afronta varias investigaciones en la Fiscalía de la Nación, que lo ha sindicado como el cabecilla de una banda de delincuentes dedicadas a saquear las arcas públicas. Sin duda el delito une a Petro y al profesor.

De haber existido voluntad política por mandar al venezolano asesino de vuelta al Perú, ya estaría detenido en Lima. Hasta Hugo Chávez, en 2001, no dudó en botar de su país a Vladimiro Montesinos. Años después Colombia hizo lo mismo con Rodolfo Orellana y con Gerson Gálvez Calle, alias “Caracol”. Lo mismo sucedió cuando Ecuador mandó de vuelta a Gerald Oropeza, y Bolivia no hizo problemas para despachar a Lima a Martín Belaunde Lossio, el socio de Ollanta Humala y Nadine Heredia.

Todo hace indicar que ahora el gobierno de Petro quiere que el Perú inicie un largo y tedioso proceso de extradición de Tarache Parra, quien por lo visto se siente muy seguro en Colombia, a juzgar por la actitud que se le vio en la diligencia virtual que tuvo ante jueces peruanos que evaluaban un pedido de prisión preventiva. Recordemos que desde que el exguerrillero es presidente de su país, Bogotá y Caracas se han vuelto a hermanar en el chavismo.

Las autoridades peruanas no pueden permitir que Colombia nos vuelva a dar una puñalada por espalda, como lo ha hecho al abogar por un vil golpista como Castillo. Ahora estamos ante un sujeto que ha matado a una mujer quemándola viva. Es un feminicida que tiene que responder ante la justicia del país donde ha delinquido. Y mientras tanto, cabría preguntarse dónde están los reclamos de las mujeres de izquierda en contra de la actitud de Petro. ¿O es que al camarada no se le toca? ¿Alguien dijo doble rasero?

Es un feminicida que tiene que responder ante la justicia del país donde ha delinquido.


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