Días atrás destacamos en Correo que Lady Camones, de Alianza para el Progreso (APP), se perfilaba como candidata a la Presidencia del Congreso, y ayer El Comercio informa que su colega de bancada Eduardo Salhuana también está en el partidor para reemplazar a ese otro apepista llamado Alejandro Soto, el fantasmal titular del Poder Legislativo que ha estado a cargo de una de las más nocivas legislaturas de nuestra historia, con el agravante que el caballero no ha la cara a los medios -y al país- desde hace casi 10 meses.

Si en el Congreso se ejerciera una política medianamente decente y las bancadas no actuaran con pactos bajo la mesa, ningún legislador de APP debería al menos insinuar su postulación para ejercer la Presidencia del Congreso luego de la nefasta gestión de Soto, la proliferación de “mochasueldos” proveniente del partido de César Acuña, cuya gestión como gobernador es un desastre en La Libertad, y por haber llevado al actual Parlamento a un sujeto que está preso por violación sexual.

A las agrupaciones que tienen este tipo de antecedentes se les castiga políticamente, no se les premia con el manejo del Congreso. No olvidemos, tampoco, que tiempo atrás la propia Camones tuvo que dejar el cargo luego que se difundiera un audio que evidenciaba que Acuña, el dueño de su partido, pretendía manejar la agenda legislativa de acuerdo a sus intereses electorales ante la proximidad de los comicios regionales de octubre del 2022 en que salió ganador.

El año pasado este mismo Congreso de “niños” y “mochasueldos” premió a Perú Libre con un asiento en la Mesa Directiva, a pesar de que dicha agrupación política nos dio como presidente a Pedro Castillo, quien además de inepto y corrupto terminó siendo un vil golpista que ahora está preso. En lugar de sancionar políticamente a este partido de propiedad de un delincuente como Vladimir Cerrón, que proponía un cambio de Constitución para establecer una dictadura comunista y destruir el país, le dieron una vicepresidencia. Se entiende que no haya mucho que escoger en el actual Poder Legislativo, pero debe de asumir la responsabilidad de hacerse cargo del Congreso alguien de una agrupación que al menos no tenga cuestionamientos tan graves. Tiene que darse un acuerdo político para la conformación de una Mesa Directiva que venga a tratar de lavarle la cara a la anterior y al Poder Legislativo en general, que se ha ganado largamente en rechazo de la gran mayoría de peruanos. No más Alejandros Sotos ni Waldemares Cerrón.