UNASUR:  ¡ Peligro a la vista !
UNASUR: ¡ Peligro a la vista !

¿Sabía que el Presidente Humala viajó a Ecuador para una Cumbre de UNASUR en Guayaquil? Procede preguntarlo porque la cobertura mediática ha sido mínima. Aunque con excepciones, claro: en el país sede, Cuba (que no es miembro), y la Venezuela de Maduro -cuya ínfima legitimidad se nutre de ese organismo dominado por la aplastante mayoría conformada por MERCOSUR/ALBA, Guyana y Surinam.

El principal problema de UNASUR no está en que los pueblos sudamericanos casi no sepan de su existencia, sino en el exceso de sus ambiciones (compruébelo en www.unasursg.org). Sus propulsores -Lula, Hugo Chávez, Kirchner, Correa y Morales- exageraron el voluntarismo político, inyectándolo en la negociación del Tratado Constitutivo y sus mecanismos de alto nivel. La farisaica palabrería sobre democracia y derechos humanos solo es superada por el propósito de fabricar un monstruo intervencionista capaz de limitar la soberanía de sus miembros en todos los campos de la acción política, económica y social. A ello responden sus doce consejos ministeriales diferenciados, aparte de las Cumbres presidenciales y las instancias a nivel técnico.

Felizmente, los delirios de poder llaman a sospecha. De ahí que los negociadores del Tratado de Brasilia tuvieran la inteligencia de establecer nítidamente que todas las decisiones del organismo deben adoptarse por consenso. Esta salvaguardia fundamental ha impedido que Sudamérica se convierta en una región dominada por el imperio de una mayoría de la que el Perú y contados países no forman parte.

Un presidente vitalicio y omnipotente como Correa desprecia el consenso. Lo dijo imperativamente a los presidentes, instándolos a eliminar esa norma “disfuncional” que traba decisiones tan sobredimensionadas como el establecimiento del “Banco y Fondo de Reservas del Sur, de un sistema de cambios de compensación para minimizar el uso del dólar, (…) de una moneda regional y (…) de la creación de un centro de arbitraje sudamericano”. ¡Nada menos! Instituciones que Europa comenzó a construir en 1950, Correa quiere imponerlas con la “voluntad política” de los gobiernos que piensan como el suyo (dos tercios de Sudamérica).

Los últimos retoques de la estrategia de relanzamiento institucional a partir de la Cumbre se dieron en una visita previa de Lula, precedida de un amplio documento de la CEPAL, seguramente inspirado en la convergencia Alianza del Pacífico/MERCOSUR que alienta el gobierno socialista de Chile. Correa y el Secretario General de UNASUR, el controvertido ex presidente colombiano Ernesto Samper, serán los principales operadores del plan Lula desde el descomunal edificio-sede inaugurado en Quito ($44 millones, 25,000 m² de terreno).

Pese a sus obligaciones estatutarias sobre derechos humanos, los Presidentes ignoraron que el día anterior Venezuela inició el linchamiento judicial de la brillante diputada María Corina Machado, ridículamente acusada de conspiración para asesinar a Maduro. Otra muestra indignante del doble estándar de UNASUR: complicidad para la mayoría izquierdista, y rigor para los liberales de la Alianza del Pacífico, acusada de ser un ariete del imperialismo contra el proyecto antimercado de “integración bolivariana” propugnado por el chavismo.

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