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La mujer en el Perú se ha convertido en una presa. Las cifras son estremecedoras en lo que va de 2017: más de 17.000 denuncias por delitos contra la libertad sexual. Es una realidad cotidiana que solo sale a la luz cuando la agresión rompe los moldes de lo asumido en la intimidad del hogar, de la familia o del círculo de amistades.

La violación forma parte del terrorismo doméstico, que solo es sancionado con seis años de prisión cuando no existe agravante, según el Código Penal. La actuación contra esta depravación humana va más allá del exabrupto verbal del político o del ciudadano.

El trabajo debe realizarse de forma serena para dotar al sistema judicial de las herramientas para aplicar la ley. Debe trabajarse en el seno del Código Penal, dentro del marco de los bienes jurídicos protegidos: la vida, la libertad y el patrimonio, entre otros.

Los poderes del Estado deben trabajar de la mano. La mujer peruana precisa respuestas ante los ataques que sufre a diario y que el sistema calla o protege por incapacidad de trabajar al ritmo que la sociedad necesita.

En Grupo Epensa, casa editora de los diarios Correo, Ojo, El Bocón y de sus plataformas digitales, dedicamos este día a hacer un llamado de atención sobre el alarmante número de abusos que se cometen a diario contra las mujeres peruanas, en todos los niveles. Esto es algo que no se puede permitir.

Todos debemos asumir el compromiso de hacer frente a este grave problema, asumiendo que la indiferencia es lo peor que puede suceder ante una agresión.