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Así como en días pasados me referí en este espacio a lo complicado que era entender que un personaje como Renzo Reggiardo siga teniendo un lugar preferente en las encuestas en estas elecciones ediles, lo mismo tendría que decir de Daniel Urresti, el exministro humalista que no tuvo el menor reparo en lanzarse como candidato a la Presidencia al lado de Susana Villarán, a quien ojalá no tome como maestra y guía al momento de manejar la capital en caso gane los comicios.

Aparte de esos dudosos antecedentes, Urresti tiene pendiente, para esta semana, el dictado de una sentencia por el asesinato, hace 30 años, del periodista Hugo Bustíos en Ayacucho. Será el Poder Judicial el que determine la culpabilidad o inocencia de este general retirado del Ejército, al que incluso durante una audiencia del caso se le señaló de haber violado a una mujer durante los años de la violencia desatada por el terrorismo.

Una persona que aspira a dirigir los destinos de Lima, como Urresti, no puede haber considerado, en algún momento, a la señora Villarán como un buen elemento digno de estar en su plancha presidencial. Hablamos de quien quizá haya sido una de las autoridades más ineficientes en la historia de la capital, más allá de sus nexos con Odebrecht, la empresa corruptora cuyos funcionarios reconocen haberle pagado parte de la campaña contra la revocatoria en 2013.

Tenemos también que el exministro humalista Urresti es la carta para Lima de José “PP” Luna, el dueño del “partido” Podemos Perú (PP), inmerso en más de un escándalo, entre los que aparece el presunto “cuello blanco” José Cavassa como personaje. Otro lío es el haber presentado firmas falsas para la inscripción de la agrupación, algo que parece ser “normal” para este candidato, que en años pasados se hizo famoso por sus ataques y agravios a mujeres a través de las redes sociales.

Los limeños debemos elegir bien, no a quien llevó a la exalcaldesa Villarán en su fallida plancha presidencial y la defendió públicamente de las acusaciones en su contra, que ya eran bastante públicas. Tenemos serios problemas en materia de transporte, limpieza, corrupción, seguridad y falta de infraestructura, y con los antecedentes mostrados por el procesado por la muerte de un periodista ayacuchano, difícilmente llegaremos a buen puerto.