Sin duda los congresistas “mochasueldos” son una plaga que no tiene cuándo acabar. Esta vez la vergüenza para el Poder Legislativo, nuestra política y el país en general, viene de parte de la fujimorista María Cordero Jon Tay, elegida por la región Tumbes, quien ha sido denunciada por un extrabajador de su oficina de exigirle al menos la mitad del salario que recibía por su labor parlamentaria, algo por lo que de comprobarse a través de un debido proceso, debería llevarla al desafuero y a un penal.

El programa Punto Final ha mostrado incluso audios en que esta legisladora de la que poco o nada se sabe de sus funciones de producir leyes, representar y fiscalizar, pide el dinero y exige a su asesor que cumpla con “lo acordado”. “Vamos al banco, lo necesito ahora”, dice la voz atribuida a la congresista que en otro momento señala que tiene deudas por pagar, producto de la campaña electoral. También indica que la plata es para pagar gastos por atención médica al “jefe”, quien sería Alberto Fujimori.

En pocas semanas, esta es la quinta legisladora acusada de delinquir al recortar el sueldo de sus trabajadores a cambio de mantenerlos en sus puestos. Días atrás conocimos los casos de Magaly Ruiz, Rosío Torres (ambas de Alianza para el Progreso), Katy Ugarte (no agrupada) y Heidy Juárez (Podemos). Sin embargo, todas siguen en funciones y cobrando sus sueldos. En la Comisión de Ética, como siempre, todo camina a paso de tortuga y apuntando a limpiar a esta gente, como en tantas otras oportunidades.

Si los peruanos vamos a insistir en elegir cada cierto tiempo a “mochasueldos” que no están contentos con lo que ganan por representar a los peruanos, al extremo de apoderarse de plata que no es suya, el Congreso tiene que actuar y modificar las normas de contratación de trabajadores, a fin de que esta plaga de sinvergüenzas y vividores de la política se encuentre frente a candados legales que les impidan “apretar” a sus empleados y quitarles su plata a cambio de no despedirlos.

Los peruanos no podemos seguir siendo burlados por una manga de angurrientos para los que no existen diferencias ideológicas ni políticas, pues de todas las bancadas hay. Hemos visto en las mismas a gente de derecha y de izquierda, sí de esos que dicen que defienden los derechos de los trabajadores. Estoy seguro que los casos que vamos conociendo son solo algunos y que pronto veremos a los “nuevos rostros” del recorte de sueldo, todos hermanados bajo el flamante lema de muchos en el Congreso: “¡Vamos al cajero!”


TAGS RELACIONADOS