Cuando el presidente Pedro Castillo se vio obligado a expectorar del Ministerio de Relaciones Exteriores al exguerrillero Héctor Béjar luego de afirmar que el terrorismo en el Perú lo inició la Marina, hubo un respiro de alivio con el ingreso a Torre Tagle del embajador en retiro Óscar Maúrtua, quien ya había sido canciller y supuestamente llegaba a poner orden y mantener las líneas matrices con las que se ha conducido la diplomacia peruana en dos siglos, más allá de los gobiernos en funciones.
Sin embargo, con mucho pesar se va haciendo evidente que el Ministerio de Relaciones Exteriores se ha convertido en la chacra de Pedro Castillo y su socio Vladimir Cerrón, quienes han trapeado el piso con 200 años de prestigio de la diplomacia peruana al intentar nombrar al impresentable de Richard Rojas como embajador en Panamá y en Venezuela, a pesar de que tiene abierta una investigación por mover dinero dudoso del sentenciado exgobernador regional de Junín.
Si a Rojas ya lo había rechazado el gobierno de Panamá, ¿por qué se insistió en enviarlo a Venezuela? ¿Cuál era el afán? ¿Qué tanto puede aportar este sujeto que trabajaba arreglando televisores en el Centro de Lima a la diplomacia peruana aún ante un gobierno paria y apestado como el de Nicolás Maduro? Ha sido un nuevo papelón internacional el que días antes de que Rojas salga a Caracas, el Ministerio Público le dicte una orden de impedimento de salida del país para evitar su fuga.
Y mientras esto sucede, ¿qué dice el canciller Maúrtua? Debería explicarnos cuál ha sido su papel en todo este manoseo a Torre Tagle y por qué no se ha opuesto a restablecer plenas relaciones diplomáticas con la tiranía venezolana, si hace menos de un año afirmaba en un evento académico que Venezuela era “una alianza de corrupción y narcotráfico”. ¿Qué ha cambiado ahora como para hacer viable que nuestro país se siente en la misma mesa con Maduro?
Nuestro país debe ser en estos momentos el hazmerreír de la diplomacia en la región al haber propuesto a Rojas como embajador y aliarse con Venezuela -todo esto con la evidente venia del canciller Maúrtua-, cuanto todo país sensato, digno y decente trata de alejarse y condenar al chavismo que es socio de Cuba, Corea del Norte, Irán y otras tiranías de similar calaña. ¿Alguien tiene dudas de lo nocivo que es el régimen de Castillo para el Perú?