El periodista español, Ignacio Ramonet, el 25 de abril último, escribió un amplio informe sobre la Covid 19 y en uno de los párrafos decía sobre su control: “… tres objetivos urgentísimos -desinfectarnos las manos, confeccionar mascarillas y frenar el avance del virus-, la humanidad ha tenido que recurrir a productos y a técnicas viejas de varios siglos atrás. Respectivamente: el jabón, descubierto por los romanos antes de nuestra era; la máquina de coser, inventada por Thomas Saint en Londres hacia 1790; y, sobre todo, la ciencia del confinamiento y del aislamiento social, afinada en Europa contra decenas de oleadas de pestes sucesivas desde el siglo V… Qué lección de humildad!...”

Tres objetivos que lamentablemente se incumplieron en el Perú y hoy enfrentamos momentos difíciles. La mayoría tiró la toalla y el desmadre pasa en todas partes. En los últimos días el aislamiento social parece que acabó y a muy pocos les importa, sin entender que vienen días peores, tal como puntualizó la jefa del Comando Covid de Perú, Pilar Mazzetti.

Aumenta el número de personas contagiadas y, hace varias semanas, es terrible la situación en hospitales públicos, donde los servicios colapsaron y la gente entró en pánico, como especulación por medicinas y oxigeno fueron frecuentes.

Arequipa no es la excepción del desborde de contagiados y el número de fallecidos superará los 100 en pocas horas, situación que preocupa por lo que pueda pasar en los siguientes días cuando ya se reinicien varias operaciones en diferentes sectores productivos.

Será responsabilidad de cada uno lo que haga en estos tiempos y en especial el sector privado que asumirá riesgos para poner en marcha sus actividades paralizadas más de 80 días, sin olvidar esas tres técnicas y productos, de años atrás, para enfrentar las pandemias.