Para el presidente Martín Vizcarra debe ser un golpe muy duro ver la detención de su entorno laboral más íntimo, y que él mismo se haya salvado de la detención preliminar gracias a su investidura y a las protecciones constitucionales que lo amparan, luego de haberse mostrado al país como un mandatario muy diferente a todos los que lo antecedieron, como el que marcaría la diferencia de todos aquellos que viven con la justicia respirándoles en las orejas y con un pie en la prisión.
Irónico que el jefe del Estado haya salido el viernes a criticar la medida contra Mirian Morales, Karem Roca, Óscar Vásquez y otros, luego de haber sido un entusiasta hincha de un grupo de fiscales que a otros les han pedido privaciones de libertad que más tarde han sido revocadas. Recordemos cuando a inicios de 2019 el mandatario cortó un viaje a Brasil, a fin de volver a Lima para apuntalar a Rafael Vela y José Domingo Pérez, los campeones de las prisiones preventivas.
Ahora que esta forma de trabajar del Ministerio Público afecta al entorno del presidente por darle trabajo de manera ilegal a Richard Cisneros para luego tratar de obstruir a la justicia, el propio mandatario y todo su equipo ministerial salen a quejarse y a decir que estas detenciones son un exceso. ¿La vieja frase que dice “para mis amigos todo y para mis enemigos la ley” vuelve a cobrar vigencia en el Perú?
Sospecho que por estos días en que ve a Morales, Roca y Vásquez implicados en un caso en que él mismo es protagonista, el actual gobernante debe tener muy presente aquella imagen que todo el país vio en marzo de 2018, cuando a las pocas horas de renunciar al cargo las casas del expresidente Pedro Pablo Kuczynski de San Isidro y Cieneguilla fueron allanadas por fiscales y policías, que un año después estuvieron a punto de esposarlo a la cama de una clínica.
Lamentablemente la imagen que vendió el presidente Vizcarra se ha desdibujado con el llamado “caso Swing”, y eso hará que como ha dicho ayer el analista Carlos Meléndez a El Comercio, llegue con las justas al fin de su mandato, y con la certeza de que luego del 28 de julio del próximo pasará varios años afrontando procesos ante el Ministerio Público y el Poder Judicial, al igual que todos sus antecesores, esos a los que dijo no parecerse.