Algo tiene que estar mal en el Perú para que uno de los vicepresidentes del Congreso sea representante de un partido como Perú Libre, que no solo apoya la fraudulenta reelección de Nicolás Maduro en Venezuela, en este momento repudiada por el mundo entero, salvo por Cuba y otros parias, sino que además ha enviado “observadores electorales” que han dado su bendición a una trafa descomunal que busca perpetuar una tiranía asesina y ladrona que ya lleva 25 años en el poder.

Con Waldemar Cerrón en la Mesa Directiva del Congreso, en la práctica tenemos a uno de los cómplices y avaladores de un delincuente internacional como Maduro, en el manejo de uno de los poderes del Estado del Perú. Si el Poder Legislativo, guste o no, representa a todos los peruanos y es elegido a través de elecciones limpias y transparentes, qué hace allí el agente de una agrupación política que no cree en la democracia y apoya el fraude descarado que ha cometido el chavismo.

Pero el responsable de la presencia de este infiltrado de una brutal tiranía en el control del Congreso peruano no es solo el partido del prófugo Vladimir Cerrón y las “veedoras electorales” Kelly Portalatino y María Agüero, sino también los que han permitido esa degradable presencia en la Mesa Directiva, empezando por quienes lo acompañan en ella: Eduardo Salhuana (Alianza para el Progreso), Patricia Juárez (Fuerza Popular) y Alejandro Cavero (Avanza País). ¿Alguna palabra al respecto?

Y no vengan a decir que la presencia de Waldemar Cerrón en la plancha presentada para las últimas elecciones a la Mesa Directiva era indispensable para cerrarle el paso a la postulación que hizo la otra facción de la izquierda encabezada por Silvana Robles, pues igual los votos estaban asegurados. ¿Cuál fue el trato? ¿Por qué tanto afán por ir de la mano con estos chavistas que además colocaron a un inepto y golpista como Pedro Castillo en Palacio de Gobierno? ¿O ya se olvidaron?

Dentro de dos años, cuando lo que quede del partido de Cerrón salga a pedir con su piel de cordero y poses democráticas el voto de los ciudadanos, deberían recordarle su patética postura frente a lo que viene sucediendo hoy en Venezuela, donde a los ciudadanos indignados por el robo electoral no les está quedando más alternativa que levantarse y exponer su vida para expulsar del poder a la camarilla asesina, ladrona y golpista que en algún momento tendrá que ser juzgada y enviada a prisión por largos años.

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