El anunciado corte del servicio de agua potable para la mitad de los habitantes de Lima, el estado de emergencia en dos distritos de Lima y parte de la provincia de Sullana ante la ola de violencia que nos golpea a todos y la semana de representación en que se encuentra el Congreso, no debe llevar a que los peruanos y en especial los parlamentarios que lo sostienen, se olviden de las denuncias que pesan sobre Alejandro Soto, quien pese a todo se mantiene al frente del Poder Legislativo.
La denuncia de plagio en las tesis con las que obtuvo sus grados de magíster y doctor por la Universidad Nacional San Antonio Abad de Cusco, es escandalosa, y lo es más si se tiene en cuenta que el decano de Derecho de esa casa de estudios, José Béjar, ha indicado que hay además faltas administrativas. Como si fuera poco, ha añadido que la universidad no está haciendo lo que debería hacer contra este señor que ya arrastraba otros cuestionamientos.
Pero acá hay un punto más grave. Y es que Béjar ha denunciado que han estado pidiendo sus antecedentes académicos, quizá con la intención de tomar represalias en su contra por su rígida postura ante la situación de Soto, que es la que debería tomar toda la universidad cusqueña frente a su cuestionado exalumno. ¿Se ha hecho algo al respecto? Todos andan mirando a otro lado. ¿Cuál es el acuerdo bajo la mesa para que a este señor nadie lo toque?
Es evidente que el Congreso está plagado de gente realmente impresentable. ¿Alguien lo duda? No se puede pedir mucho a “niños”, “mochasueldos”, apañadores de golpistas, profesores que se niegan a ser evaluados, viajeros y demás joyas. Sin embargo, los peruanos no debemos cansarnos de exigir que Soto sea retirado de un cargo en el que se mantiene con la complicidad de la mayoría de bancadas que se están haciendo de la vista gorda, pues si lo quisieran echar, cuentan con los votos suficientes.
La presencia de este señor al frente de la Mesa Directiva parece una burla a todas esas voces que exigían un golpe de timón en un Congreso de por sí ya venido a menos. Es como si la mayoría de congresistas les dijeran a los peruanos: “lo que tu pidas no me interesa, acá hacemos lo que nos da la gana y en respuesta a tus pedidos de que nos lavemos la cara, vamos a poner como nuestro presidente quizá al peor de todos y que además responde a los intereses de César Acuña”. Para salir corriendo.