¿Y la oficina?
¿Y la oficina?

La situación era de por sí intolerable. Era tan evidente la participación de la señora Heredia en la toma de decisiones del gobierno que ya era aceptada por todos los implicados. El Presidente, luego de definir al suyo como un "gobierno familiar", dijo que su esposa era la última palabra en la bancada y quien articulaba el trabajo entre el Ejecutivo y el Legislativo. Los ministros reconocían que era "parte del equipo de gobierno". Por eso, no debe llamar la atención que finalmente desde el Congreso se decidiera poner un alto a esta inaceptable participación de la esposa del Presidente.

Hoy afirman -como si pudieran borrar los hechos que todos vimos y las frases que todos escuchamos- que la señora nunca ha participado en la toma de decisiones del Ejecutivo, y que su labor solo se limita a lo partidario. El pasado lunes, el congresista Chehade negaba por la mañana que la señora tuviera una oficina en Palacio de Gobierno. Por la noche, el presidente del Congreso volvía a negar la existencia del despacho.

La señora Heredia, desde el inicio del Gobierno cuenta no solo con una oficina, sino con aproximadamente diez personas que colaboran con sus labores de "asesoría" al Ejecutivo. Ahí recibe a ministros, futuros funcionarios públicos, empresarios y algunos amigos que trabajan en el periodismo.

¿Por qué razón tiene una oficina en Palacio? Ser "primera dama" es un título honorífico, protocolar, no un cargo y no le reporta ninguna obligación mayor que la de ser esposa del Presidente. No puede tampoco tener oficina en Palacio por ser presidenta del Partido Nacionalista.

Si el premier Cornejo quiere dar una verdadera señal de defensa de la institucionalidad debería anunciar que esa oficina ha sido desactivada.