Un año después del hundimiento del puente Bella Unión, en el Cercado de Lima, los conductores y peatones que cruzan el río Rímac entre las avenidas Universitaria y Morales Duárez, aún no saben cuándo la gestión de la alcaldesa Susana Villarán cambiará la estructura provisional por una definitiva.
Desde el 23 de febrero del 2013, la congestión vehicular en esta intersección es cosa de todos los días.
Bocinazos, insultos, gritos, entre otras manifestaciones de desesperación, se escuchan en la zona cuando los vehículos deben hacer cola para pasar de uno en uno por la estructura metálica del puente Bailey que conecta el Cercado de Lima con San Martín de Porres y otros distritos del Cono Norte.
VÍA CRUCIS. Los más afectados son conductores y usuarios del servicio de transporte público, que deben esperar largos minutos para cruzar, situación que obstaculiza el paso de los vehículos que circulan por la avenida Morales Duárez, sobre todo en las "horas punta".
"Todos los días es la misma situación cuando llego hasta el puente Bailey. Tenemos que resignarnos a esperar y a tener suerte de poder cruzar", se queja el taxista Gastón Paredes.
La demora y las promesas incumplidas de la Empresa Municipal Administradora de Peaje de Lima, (Emape) son indesligables del puente Bella Unión, pues pasaron cinco meses para que se instale un puente provisional que permita el paso vehicular al norte. Del 23 de febrero al 5 de agosto pasado, el cruce por el puente Dueñas fue una opción para los conductores que lidiaban con el tráfico.
LENTO. Para el decano del Colegio de Arquitectos de Lima, José Arispe, un puente Bailey puede durar muchos años con un buen mantenimiento y soportar el paso de vehículos, pero eso no le quita su carácter provisional.
"Hay que pensar en un buen proyecto con puente definitivo, hacer el estudio de suelo y evaluar el tipo de material más adecuado, considerando el uso de nuevas tecnologías, como láminas de carbono, entre otros", dijo.
Resaltó que este proyecto puede elaborarse en tres o cuatro meses, como máximo, si se hace de forma acelerada. De allí sigue el proceso de licitación.
Armando Molina, exdirectivo de Emape durante la gestión de Luis Castañeda, afirma que instalar un puente definitivo no debería pasar de 90 días: 30 para elaborar el expediente técnico y 60 para la construcción.
"No sabemos cuándo harán un expediente técnico y diseño definitivos, un proceso de adjudicación ni plazo de construcción. No sabemos si habrá puente cuando termine la gestión Villarán. Mientras tanto, cerca de cinco millones de peruanos del Cono Norte viven afectados", acotó.