El 31 de marzo de 2007 L.C. se lanzó al vacío. Tenía solo 13 años. Por meses había callado. Había caminado de su casa al colegio y del colegio a las calles para reciclar materiales, como si nada hubiera pasado. Pero esa tarde no aguantó. Cerró los ojos, secó sus lágrimas y saltó del segundo piso de su casa. Así –pensaba– olvidaría el rostro del mototaxista que la violó repetidas veces, el dolor de su cuerpo contra el suyo, el embarazo que nunca deseó.

Ese día L.C. no murió. Quedó cuadripléjica. Con fracturas en las vértebras y serios daños en la médula, el bebé de semanas que llevaba en el vientre ponía en riesgo su vida. Aun así los médicos del Hospital Carrión se negaron a realizarle un aborto terapéutico. Tampoco aceptaron operarle la columna por temor a afectar al niño. Durante cuatro meses L.C. quedó atrapada en un infierno sin salida.

En julio de ese año por fin decidieron operarla, pero ya era demasiado tarde. L.C. no solo había perdido a su hijo de manera espontánea. Hoy tiene 20 años. No camina. No controla los esfínteres. No siente el 90% de su cuerpo. No olvida.

En 2011, con la defensa legal de la ONG Promsex, L.C. ganó una demanda contra el Estado ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de las Naciones Unidas. El Perú debía pagarle una reparación civil, brindarle atención médica de por vida y educación. Además debía aprobar el protocolo nacional del aborto terapéutico y revisar la penalización del aborto por violación. Pero nada de eso ocurrió. Ella continúa buscando justicia.

ABUSO Y CASTIGO

En el Perú, el aborto es un delito que se castiga con cárcel. La mujer que lo causa o lo permite es sancionada con una pena no mayor de dos años. Solo un tipo de aborto está permitido: el aborto terapéutico (cuando se pone en riesgo la salud permanente o la vida de la madre). La figura es legal desde hace 90 años, pero no se aplica por falta de una reglamentación que continúa entrampada en el Ministerio de Salud.

El aborto por parte de una víctima de abuso sexual, en cambio, es ilegal. Está penado con tres meses de prisión. La semana pasada, grupos de ONG y ciudadanos llevaron 103 mil firmas al Jurado Nacional de Elecciones junto con un anteproyecto para despenalizar el aborto en casos de violación. Entonces el debate se encendió.

ELEGIR, UN DERECHO

El proyecto contempla crear servicios integrales para las víctimas de abuso sexual, en los que se incluyan centros legales de interrupción del embarazo. "Algunas decidirán acceder a ellos y otras no, pero se trata de darles la posibilidad de elegir", señala Marielena Reyes, directora de la ONG Manuela Ramos.

Castigar con cárcel el aborto, asegura, solo engrosa la lista de interrupciones inseguras de embarazo. Al año, en el Perú, se realizan 371 mil abortos clandestinos (más de mil al día) según un estudio de la antropóloga Delicia Ferrando. Cientos de mujeres mueren a causa de estas prácticas, y otras cientos más quedan con los ovarios perforados y serios daños físicos y mentales.

En el ámbito nacional, prosigue Reyes, se registran anualmente 120 mil denuncias por violación sexual. De ese total, 5% (alrededor de 5.500) quedan embarazadas. Lo peor es que buena parte de ellas son menores de edad. "Que la ley obligue a estas niñas y adolescentes a llevar en el vientre un hijo de sus padres, padrastros, tíos o hermanos que abusaron de ellas repetidas veces, ¿no es acaso una tortura?", se cuestiona Rossina Guerrero, directora de Promsex.

De hecho, castigar con cárcel a una mujer que aborta cuando su vida está en riesgo o lleva un embarazo producto de una violación es calificado como un acto de tortura que quebranta los derechos humanos básicos, según la Organización Mundial de la Salud, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Amnistía Internacional, el Comité de la ONU contra la Tortura, entre otras organizaciones internacionales.

Solo en el año 2012 un total de 73 mujeres han sido procesadas y otras 32 fueron sentenciadas por autoaborto en el país, según data recogida en el Poder Judicial por Promsex. "Las víctimas de abuso sexual están siendo criminalizadas y quedando con antecedentes penales que afectarán otros ámbitos de su vida, como el acceso al trabajo", lamenta Guerrero.

LECCIÓN DE VIDA

¿Y qué pasa con el derecho del no nacido? ¿Con ese niño o niña por nacer que tampoco tuvo la culpa de las circunstancias de su concepción? "El aborto en todas sus formas es la peor violencia contra la mujer y el niño", asegura Sergio Burga, investigador del Instituto de Investigación y Población, y uno de los voceros de la "Marcha por la vida", que se realizará el 22 de marzo en Lima –evento que el año pasado congregó a 100 mil personas para defender la vida desde el primer instante de la concepción hasta la muerte natural–.

"A una mujer que pasa por el trauma de una violación sexual, que es de por sí algo aberrante, no se le puede cargar además el trauma que conlleva el aborto. Además hay que ver el testimonio de personas que nacieron producto de una violación y que hoy, ya adultos, agradecen a sus madres por no haberlos matado a pesar de las circunstancias", señala.

Burga destaca la investigación realizada por la Universidad Católica San Pablo de Arequipa con 1.800 personas afectadas por el síndrome posparto. El estudio señala que un 49% de mujeres que abortaron después de haber sufrido una violación presentaron una intensa actitud de duelo y depresión, 32% tuvo pensamientos suicidas, 56% evitó el contacto con niños y 82% presentó una incapacidad por sentir ternura y amor.

En caso de aprobarse el proyecto de la despenalización del aborto por violación sexual, el Congreso deberá revisar todas las caras de este tema. La psiquiatra Cristina Eguiguren precisa que el embarazo de una mujer que fue violada le impide olvidar la situación de abuso. Hay un porcentaje de mujeres, asegura, que llegará a aceptar y querer al niño con tratamiento terapéutico. Pero un porcentaje similar de casos lo seguirá rechazando por el recuerdo de la violación. "No hay que olvidar que una causa muy fuerte del maltrato físico y psicológico hacia los niños es el embarazo no deseado", destaca. El debate recién comienza.

El aborto en cifras

258 adolescentes entre 10 y 19 años quedaron embarazadas producto de una violación, según cifras de los Centros de Emergencia Mujer del 2010.

51% de mujeres tuvieron embarazos no deseados, de acuerdo a una encuesta realizada por Ipsos Perú y Manuela Ramos en seis regiones en el año 2013.

65 mil mujeres son hospitalizadas cada año en el país por complicaciones de aborto clandestino, según la ONG Flora Tristán.

13% de las muertes maternas en Latinoamérica fueron causadas por complicaciones de abortos inseguros, asegura la Organización Mundial de la Salud.

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