No solo el alcohol o las drogas están al acecho de los menores del hogar. El inofensivo hecho de conectarse a videojuegos puede convertirse en una actividad tan adictiva y dañina, como el consumo de sustancias ilícitas, si es que no se reconoce a tiempo algunas señales de peligro, alertó un estudio publicado recientemente.
La investigación de la fundación Mapfre, la empresa Prevensis y el Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica sobre nuevas tecnologías reveló que jóvenes entre 13 y 17 años pueden descuidar sus estudios, trabajo y hasta su aseo y cuidado personal por jugar frente a las consolas para llenar algunos vacíos o carencias que fueron provocadas en la niñez.
Panorama. Un total de 796 menores de Lima y Arequipa fueron encuestados para el estudio. El 39.3% confesó que alguna vez intentó controlar, reducir, o alejarse del juego sin éxito, lo que es más que preocupante.
Un 42.6% de los mismos indicó que cada vez necesita jugar más para lograr la emoción esperada. En tanto, el 30.9% de los encuestados reconoció jugar para escapar de problemas o mejorar sensaciones de culpa, ansiedad, desesperanza y angustia o depresión.
“Los menores que no cuentan con el soporte emocional de sus seres queridos o que viven en hogares disfuncionales son los más vulnerables”, dijo el psiquiatra Rolando Pomalima, asesor del estudio.