Conozca a los ángeles guardianes de los hijos sin madre
Conozca a los ángeles guardianes de los hijos sin madre

“Buenas noches mi niña, sueña con los angelitos”, es lo que escuchó la pequeña Luz Mery, de una mujer que no conocía. Esto ocurrió aquel día que su abuela la internó en la aldea El Rosario, porque ya no podía ocuparse de ella. La pequeña había perdido a su madre por enfermedad y su padre acabó preso, dejándolos a ella y su hermano Juan Carlos.

Al despertar en su nuevo hogar, Luz Mery volvió a encontrarse con aquella cariñosa fémina que le dijo su nombre: Miriam Galván Cerrón. Ella lleva 20 años dedicando su vida a criar a los hijos abandonados por sus padres y que el Estado le encargó sacar adelante. “Yo entré joven al albergue y ahora estoy viejita, pero feliz. Aquí tenemos que ser cariñosas con los niños, ellos han sufrido mucho, necesitan del afecto que la madre y el padre les negó”, comenta Miriam, que entre sollozos recuerda que es progenitora de un niño de 6 años llamado Rodolfo André, al que solo ve los fines de semana, ya que durante 5 días cuida a 7 niños y adolescentes de la aldea El Rosario. Luz Mery la abraza y le dice: “Mamita Miriam no sufras, yo te quiero mucho, tu me has dado un verdadero hogar”. Miriam la coge de la cabeza, la acaricia y ambas se regocijan en los libros de la tarea del día siguiente junto a Yamely, otra niña de 9 años que acaba de ingresar al hogar. Miriam les prodiga mucho cariño, pero siempre está al tanto de que estén cumpliendo con sus obligaciones.

Sin embargo, a Miriam le conmueve más la vida de Angelito de 11 años. El menor tiene unos ojos hermosos, detrás de los cuales esconde mucho sufrimiento. A los 5 años, su madre fue asesinada por su padre que acabó preso en el penal. Dieguito era tan pequeño que le costó mucho asimilar la terrible noticia, de la cual se enteró por su hermana Milagros. Ambos viven en el albergue. Miriam abraza mucho a Ángel y espera que algún día pueda salir adelante y olvidar este lamentable episodio que marcó su vida.

LOS CUIDA. En el lavadero Tanya Cunyas, otra madre sustituta de la aldea empeñosa peina a los niños para que salgan a la escuela. “Estos chiquitos necesitan más que nuestros hijos biológicos, me rompe el corazón verlos sufrir, pero me alegro cuando ellos sonríen, ellos vienen de hogares difíciles donde hubo mucha carencia de afecto y necesitan de nosotros ”.

Dieguito, uno de los pequeñitos que cuida Tania, dice que la quiere mucho, ya que ella lo cuidó cuando tenía fiebre y le cocina lo que más le gusta. Los padres de Diego están separados y cuando ellos concurren a visitarlo, el niño les exige que vayan seguido y ellos lo ignoran, esto le duele tanto a Tania que solo le queda abrazarlo.