El primer día de agosto significa una fecha de reflexión para el mundo Andino, un día de conexión con sus raíces y con la llamada Madre Tierra o Pachamama.
Según la cosmovisión andina, en esta fecha inicia un nuevo ciclo agrícola, por tanto las labores en este ámbito paran, y se oferta ofrendas, regalos y demás a la Tierra, a manera de agradecimiento por todos los productos que se sacan de ella.
Es así que en Cusco, miles de locales y turistas llegaron hasta inmediaciones del antiguo templo inca de Sacsayhuamán, donde se realizó una ceremonia de ‘pago’ a la Pachamama.
En el lugar se abrió un gran hoyo para depositar comida, bebida, golosinas, licor, frutas y otros elementos que los creyentes aseguran alimentan a la Madre Tierra para obtener sus favores.
Al lado se erigió una pira de ofrendas, donde se quemó incienso, palo santo, flores de rosas y demás elementos que conforman los llamados ‘despachos’ preparados con un sinnúmero de elementos tradicionales y religiosos.
El ritual fue dirigido por un sacerdote andino, quien agradeció a la Madre Tierra por todos los productos que brinda a través de las chacras y campos y le pidió disculpas por el alto nivel de contaminación que produce el hombre.