Aumento de la actividad pesquera devela carencias del desembarcadero
Aumento de la actividad pesquera devela carencias del desembarcadero

Los mayores desembarques de especies marinas registrados por el desembarcadero pesquero artesanal de Ilo en las primeras semanas de noviembre puso al tapete el viejo problema en la inadecuada infraestructura que sirve a más 70 mil consumidores en la ciudad de Ilo.

Ingresos estrechos, vías angostas, atomización de las actividades al interior del desembarcadero, reflejan una triste realidad que es necesario cambiar.

El desembarque actual de los productos marinos se realizan por el denominado varadero pesquero artesanal, una infraestructura con más de 30 años de antigüedad y en los últimos años ha sido sometido a mantenimientos y reparaciones del edificio y la maquinaria, entre ellas la fábrica de hielo que sufre constantemente desperfectos y requieren un mantenimiento continuo.

La anterior y la actual gestión del Gobierno Regional mediante fichas de mantenimiento han procedido a invertir en la modernización de este desembarcadero artesanal desde el ingreso principal y el propio espigón que ha sido reforzado desde sus cimientos.

Cuando hay movimiento por la afluencia del recurso ( bonito y liza voladora en estos últimos meses), el desembarcadero se convierte en una verdadera "colmena" donde pescadores, estibadores, personal de los carros frigoríficos se funden y es tal, la aglomeración, que desde hace años se planificó la construcción de una nueva infraestructura a ubicarse en la zona norte de la provincia, sin que hasta el momento se hay aprobado ningún perfil sobre el proyecto.

El desembarcadero pesquero tiene una sola vía de ingreso para los vehículos livianos y pesados (cámaras isotérmicas), el caos se apodera de la zona lo que origina las protestas de los usuarios en la que no pocas, veces, los alrededores de la puerta de ingreso se convierte en un mercado "persa", muy bien visitado por cierto, donde a pocos metros de la estiba de pescado se escucha a un vendedor de CD`s anunciar el último éxito de Agua Bella.

Los mayoristas controlan totalmente el precio de pescado y frecuentemente se ponen de acuerdo entre ellos para no sobrepasar un precio determinado o para evitar las competencias o, como sucede frecuentemente, para imponer un precio monopólico que termina perjudicando a los pescadores artesanales, quienes se quejan de que a duras penas logran cubrir sus costos operativos.

Son muchas las veces que los dueños de embarcaciones pesqueras de consumo humano han paralizado las actividades y han pedido la mediación de la Gobernación o de las autoridades municipales para mejorar el precio que pagan los mayoristas que generalmente llevan a los terminales pesqueros, como el de Ventanilla en Lima, y en menor proporción a Arequipa, Tacna y Puno.

Muchos pescadores viven al limite de sus posibilidades económicas y los mayoristas les anticipan dinero para las necesidades mas urgentes (combustible, reparaciones, hielo) obligándoles a venderles posteriormente el pescado al precio que ellos imponen.

La precaria situación financiera, la falta de asociatividad y la ausencia de apoyo público impide que los pescadores puedan reaccionar frente a la posición dominante que ejercen los mayoristas contra ellos, como por ejemplo disminuir la oferta de pescado o crear canales de comercialización directa para generar mayores ingresos.