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Después de más de cincuenta años, las calles y viviendas del distrito de , en Cañete, fueron afectadas por un huaico.

El agua y lodo se empozaron en el arco que da la bienvenida a la localidad y el paso a desnivel que cruza el kilómetro 131 de la Panamericana Sur. Los vehículos no podían ingresar ni salir, como se acostumbraba hasta el pasado fin de semana, para el comercio con balnearios como Asia.

A unos metros del arco, la vivienda de la familia Huamán Flores, con más de 20 años de residencia en Cerro Azul, fue la más afectada. El sorpresivo huaico ingresó en todos los ambientes de su predio. Eduardo Huamán (63), agotado, contó a Correo que estuvo sacando el lodo desde la noche del domingo hasta más de las 11 de la mañana del lunes.

“Los vecinos nos ayudaron bastante para sacar todo el agua de mi casa. Estuvimos desde las 10 de la noche. Hasta ahora no hemos dormido ni comido nada, como la mayoría de los que vivimos aquí. No hemos tenido apoyo de ninguna autoridad, hasta ahora”, dijo el señor Huamán.

APOYO VECINAL. Los residentes de Cerro Azul contaron que la caída del huaico se inició cerca de las siete de la noche del domingo. Para evitar que el agua siga entrando en por lo menos 50 viviendas, los vecinos cavaron zanjas toda la madrugada. De esta manera desviaron las aguas hacia una acequia, lo que ocasionó que los tubos de desagüe terminaran expuestos por el retiro de la tierra.

“Mi casa ha quedado expuesta. Si viene otro huaico, mi casa se puede caer porque la tierra se derrumba rápidamente”, manifestó una vecina.

LLEGAN TARDE. Según los afectados, recién a las cinco de la mañana aparecieron los camiones de la comuna. Los trabajadores llevaron arena para que los vecinos llenen sacos de arroz y de comida para mascotas. Luego, los pobladores alineaban los sacos para levantar tardíos muros de contención, a fin de frenar el avance del lodo.

El huaico, por fortuna, no llegó hasta la Plaza de Armas de Cerro Azul. Sin embargo, las inmediaciones del colegio José Olaya Balandra fueron afectados por el deslizamiento.

“Menos mal que no ha llegado al interior del colegio. Estamos trabajando desde temprano para retirar todo el agua y barro”, relató Liz Godoy, miembro de la Apafa de esa institución educativa.

Godoy, junto con otra representante de la escuela, usaban baldes para sacar, de a pocos, el agua empozada y advertían a los conductores que las calles estaban cerradas.

“El lodo ha dañado la brea de la pista, que estaba por arreglar”, contó una vecina.

Pérdida de cultivos. Por otro lado, el huaico también afectó con mayor intensidad las zonas alejadas como Iguanco y Quilmaná.

En la primera se perdieron cerca de 470 hectáreas. En estas tierras se cultivan palta y aguaymanto.

En tanto, en Quilmaná se estima que más de 500 hectáreas fueron perjudicadas, según las estimaciones de los damnificados. En ese lugar se produce, principalmente, yuca, camote y maíz.

Un primer balance, al cierre de esta nota, señalaba que cerca de 180 personas resultaron damnificadas por la caída del huaico.

Lluvias

Los vecinos de Cerro Azul señalaron que, en la última semana, se han dado tres días seguidos de lluvias. Además, dijeron que no fueron prevenidos.

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