El cuerpo calcinado de Apolinar Reyes Rodríguez (48) fue hallado por la Policía el pasado 16 de setiembre en una quebrada en el poblado de Usquil, Otuzco, en la sierra de La Libertad. El cuerpo había sido rociado con gasolina, incendiado y presentaba el cráneo fracturado por los golpes recibidos. A la víctima se le acusaba de hurto y su muerte fue producto de la campaña “Chapa tu choro”, impulsada desde las redes sociales debido al incremento de la inseguridad ciudadana.
Antes del hallazgo del cuerpo, los familiares del acusado Reyes Rodríguez habían reportado su desaparición. Cinco días más tarde, sus restos fueron encontrados en este pueblo liberteño, a una hora y media de Trujillo.
El caso causó conmoción.
Hasta el momento nadie ha sido acusado por esa muerte. La historia parece extraída de la obra del dramaturgo español Lope de Vega: una comunidad cansada por las injusticias se levanta y actúa bajo el grito de “Fuenteovejuna, ¡todos a una!”.
LEY DE LA CALLE. El caso de Apolinar Reyes no es el único. En los últimos días, y desde que se lanzó la campaña “Chapa tu choro”, se ha reportado el ajusticiamiento de diez sujetos acusado de robo. La ley de la calle, le dicen.
Otro caso de ajusticiamiento popular ocurrió en la provincia de Huamalíes, en el departamento de Huánuco. Dos delincuentes fueron acusados de asesinar al dirigente vecinal Alejandro Guardia. Un grupo de pobladores indignados por el asesinato buscó a los homicidas. Eran cuatro, pero capturaron a dos. Contra ellos desataron su furia. Los lincharon, los bañaron en gasolina y les prendieron fuego. Sus cuerpos carbonizados fueron colocados de manera simbólica junto al asesinado Alejandro Guardia. Nadie ha reclamado los cadáveres de los supuestos asesinos. Sus restos permanecen en la Morgue de la zona como no identificados.
MARCAR EL TERRITORIO. Otro caso de un pueblo que hizo justicia con sus propias manos ocurrió el 24 de setiembre en el asentamiento humano Señor de Luren de Ica. Dos sospechosos intentaron asaltar la vivienda de Ayde Paredes Mantari. Fueron detenidos por los vecinos. Pero esta vez los delincuentes corrieron mejor suerte. Antes de ser linchados, llegó la Policía, negoció con los pobladores para que suelten a los maleantes y se los llevaron a la comisaría.
Así como en Huánuco e Ica, el 22 de agosto, en Huancayo, los vecinos de las distintas calles de la urbanización San Carlos se unieron a la campaña “Chapa tu choro” y colocaron un cartel en señal de advertencia: “Ratero: si te agarramos, no vas a la comisaría, te vamos a linchar”.
“Este tipo de carteles sirven para marcar el territorio y advertir al delincuente: en este barrio estamos organizados. No vamos a llamar ni a la comisaría ni al serenazgo, sino que te vamos a golpear”, explicó Celia García, exasesora de agrupaciones políticas en temas de seguridad ciudadana.
¿ES LEGAL? Para profundizar más sobre esta forma de justicia, consultamos con un experto en el tema. ¿Existe algo de legalidad en hacer justicia con las propias manos ante la inacción de las autoridades?
“La Policía tiene el deber de detener al delincuente que está en flagrante delito. Si el ciudadano detecta a otro ciudadano cometiendo un crimen, tiene la potestad de detenerlo y ponerlo a disposición de la autoridad”, explica Carlos Caro, abogado penalista y fundador de la firma Caro & Asociados.
El letrado recuerda que, por más crimen cometido, no se puede lesionar ni castigar a nadie físicamente. “No podemos agredir al criminal, lo que sí está permitido es detenerlo”, afirma. Según el artículo 260 del Código Procesal Penal, se puede arrestar al delincuente tras sorprenderlo infraganti, para luego entregarlo a la comisaría, pero nunca se habla de ajusticiamiento. Estos hechos son consecuencia de la creciente ola de inseguridad.
DATO
90% de los casos de detenidos en Juliaca fueron resueltos por sus pobladores. 122 fueron apedreados.