Chapi: el pueblo que recibe a todos
Chapi: el pueblo que recibe a todos

¿Cuánto hasta el óvalo de los bomberos?- pregunto al chofer de un taxi que se apresta a partir de madrugada de la calle 13 de abril, en Alto Selva Alegre, del que acaba de descender una dama tambaleante y afectada por el trajín de la noche. Tiene tacos plateados y falda diminuta.

"Doce soles", responde el conductor, y lo descarto porque su propuesta acabaría con mi presupuesto. Opto por otro que me cobra ocho soles y que me permite preservar el estimado de los gastos de ida y vuelta al Santuario de Chapi, ubicado en el distrito de Polobaya.

Después de haber visto levantarse a Arequipa, vamos raudos por la avenida Independencia, entre ebrios y gente esforzada que busca llegar a sus centros de trabajo.

Llegamos al óvalo de los bomberos y en la amplia avenida Andrés Avelino Cáceres indago por el valor del pasaje.

Freddy, un chofer que desde el día 24 presta servicio de transporte a Chapi, vestido con una casaca aparentemente abrigadora y un chullo, anuncia que en los próximos días el pasaje subirá.

"Estábamos cobrando ocho soles, pero, usted sabe, va a venir más gente y, definitivamente, tiene que subir". No tengo opción, pago 10 soles con la esperanza de ver a la mamita días antes de que miles saturen el santuario.

En el lugar hay numerosos ómnibus y los ambulantes ya comienzan a tomar las veredas de la avenida, ofreciendo velas y estampas de la Virgen de Chapi. No se observan policías ni inspectores de transporte.

El carro ha partido a las 6:00 horas, después de haber esperado por cerca de media hora, hasta que sean ocupados todos los asientos del bus. . El viaje, según Alejandrina, una señora de 69 años de edad que fue al lado mío, dura una hora y media, cálculo que quedó confirmado al llegar al pueblo. "Visito a la mamita cada año, lo hago por una promesa que solo el corazón sabe, hoy he venido con mi hija, a la que traje a los 2 años de edad", me cuenta. El ómnibus cruza los distritos de José Luis Bustamante y Rivero, Sabandía, Characato y Socabaya hasta llegar a Polobaya.

Al ingresar a Chapi, lo primero que uno puede observar es una serie de toldos y esteras colocadas a lo largo de una calle de tierra que cruza todo el pueblo.

Desde que uno baja en el lugar es víctima de las ofertas, medallas entre los 7 y 9 soles.

Algo parecido ocurre con la comida, con precios entre 25 y 30 soles. Lo único que uno puede encontrar a un precio razonable es el pan de Chapi: "Somos 30 señoras que vendemos pan de Chapi, venimos de Alaque, Puquina y La Campiña, es una tradición que nosotras aprendimos de nuestros padres", señala Miriam Flores, quien me entregó un pan para probar. Su precio es de 20 por un sol.

A las 9:30 de la mañana se realizó la primera eucaristía, un sacramento que por estos días, y en especial los de fiesta, el 30 y el primero de mayo, se incrementará al igual que el número de creyentes. "Estos días realizaremos misas cada hora, tendremos la participación de 6 sacerdotes que visitarán el santuario para apoyar en las confesiones y en las bendiciones", informó el rector del Santuario de Chapi, Zacarías Kumarangalan, un padre que desde hace ocho años se encuentra a cargo del templo.

La misa comenzó a la hora indicada y terminó con la bendición de objetos. Al salir de la iglesia, entre el gentío creí ver a la mujer de tacos enormes y falda insignificante, pero ahora vestida con un buzo rojo, un niño y una señora de edad.

Los precios de los pasajes y de los alimentos se incrementarán en los próximos días

Santería. Cinco mil artículos, entre crucifijos, rosarios, discos, estampas, imágenes, polos y gorros, son ofertados en la "santería".

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