Cómo se preparó "La huida del Inca"
Cómo se preparó "La huida del Inca"

LA HUÍDA DEL INCA. Aunque Vargas Llosa se ha dedicado, casi plenamente, a la novelística reconoce que su "precoz amor por el teatro nunca se extinguió del todo, y continuó palpitando, allí en la sombra, y dando señales de vida cada cierto número de años".

Aunque la idea de escribir teatro le rondaba desde mucho antes, el precoz amor lo cautivó por fin en la adolescencia y compuso en 1951, a la edad de 15 años, su primera obra "La huida del inca", drama incaico en tres actos, con prólogo y epílogo en la época actual para presentarla a un concurso infantil de obras teatrales organizado por el Ministerio de Educación. Ya el futuro gran escritor denotaba su afán perfeccionista en esa primera redacción: "No sé cuántas veces escribí, rompí, reescribí, volví a romper y a reescribir La huida del inca.(?) El abuelito Pedro tenía una vieja máquina de escribir Underwood, que lo acompañaba desde los tiempos de Bolivia, y los fines de semana me pasaba horas mecanografiando en ella con dos dedos, el original y las copias para el concurso. Al terminarla, se la leí a los abuelos y a los tíos Juan y Laura.

El abuelito se encargó de llevar La huida del inca al Ministerio de Educación. (?) Esa obrita fue, hasta donde yo recuerdo, el primer texto que escribí de la misma manera que escribiría después todas mis novelas: reescribiendo y corrigiendo, rehaciendo una y mil veces un muy confuso borrador que, poco a poco, a fuerza de enmiendas, tomaría forma definitiva" - MVLL 1993 PIURA. Cuando en 1952 llegó a Piura, a cursar el último año de educación secundaria en el colegio nacional San Miguel, se le ocurre presentar su primera obrita al profesor de historia José H. Estrada Morales, quien después de leerla y hacérsela leer al profesor de literatura Carlos Robles, le propone estrenarla como parte de los actos que ofrecía el colegio por la Semana de Piura, además el dinero recaudado en cada función se sumaría a los fondos económicos para un viaje vacacional de los alumnos de quinto año. El director del centro, el doctor Marroquín, aprobó el proyecto y la puesta se realizaría el 17 de julio en el cine-teatro Variedades de la ciudad.

Embargado de alegría y preocupado por la responsabilidad de dirigir el montaje, Vargas Llosa marcha hacia su primer encuentro imborrable con la escena teatral. El joven Vargas Llosa fue dramaturgo y director de su primera pieza teatral, durante dos meses y medio trabajó incansablemente con los ocho actores y los auxiliares de iluminación y escenografía; él mismo nos describe la emoción que sintió al ver nacer una obra de teatro bajo su dirección: "Comenzamos a ensayar La huida del inca a fines de abril o comienzos de mayo, en las tardes, tres o cuatro veces por semana, a la salida de las clases, en la biblioteca del colegio, un amplio salón de la planta alta, que nos facilitó la amable bibliotecaria del San Miguel, Carmela Garcés. (?) Nunca había dirigido ni visto dirigir a nadie y pasé noches enteras, desvelado, tomando apuntes sobre el montaje. Los ensayos, el ambiente que se creó, la camaradería, y la ilusión al ver, por fin, que la obrita tomaba cuerpo, me convencieron ese año de que no sería poeta sino dramaturgo: el drama era el príncipe de los géneros y yo inundaría el mundo de obras teatrales como las de Lorca o Lenormand" . - MVLL 1993 El trabajo prematuro de Vargas Llosa como director de teatro es recordado con nitidez por Walter Palacios Vinces, un abogado y periodista peruano, exalumno del colegio nacional San Miguel, que actuó en la obra: "Todas las tardes, después de clases un grupo de entusiastas muchachos dedicábamos horas a memorizar textos y practicar movimientos escénicos bajo la dirección del propio Mario. (?) Él (?) dirigía la obra, marcaba los pasos, los desplazamientos en el escenario, las inflexiones de voz de cada actor.

Recuerdo que en uno de los primeros ensayos, cuando me corresponde entrar en acción, empiezo muy circunspecto a pronunciar mi parlamento y Mario detiene el ensayo y me dice: no, no Walter, así no. Tú no eres un sacerdote, un personaje serio.

Tú eres un chamán, un brujo, un hechicero, por eso tu actuación tiene que ser farsesca.

Y él mismo comienza a caminar, a dar pequeños saltos gesticulando grotescamente.

Eso no he podido olvidarlo hasta ahora. Todos aceptábamos y cumplíamos con disciplina sus indicaciones.

La seriedad con la que nos dirigía, no alteraba nuestras relaciones de amistad" - GONZÁLES VIAÑA 2005 ARTHUR MILLER. El público que llenó la platea y los periodistas que redactaron notas elogiosas al espectáculo no sabían que estaban ante un futuro y eximio escritor. Y por si fuera poco, después del éxito de la puesta en escena, ese mismo año el joven Vargas Llosa recibe la inesperada noticia de que su obrita había ganado el segundo puesto en el concurso de teatro.

La familia desde ese entonces lo comenzaría a alentar en su vocación literaria.

De esta obra no se tiene rastro alguno, el propio Vargas Llosa la considera un texto inexperto y no le otorga oficialidad alguna. Pero, como él afirma, es la única obra que por ese tiempo escribió "en serio" motivado por la emoción que le despertó el montaje de Muerte de un viajante: "por culpa de Arthur Miller había llegado al convencimiento de que el teatro era la forma suprema de la ficción y que lo que quería ser en el futuro no era poeta ni novelista, sino dramaturgo" (Vargas Llosa: 2007,121).

Es curioso saber que el autor haya despertado su amor por la escritura literaria con el teatro, la experiencia fue tan honda y profunda, que le ha llevado a afirmar que "si en la Lima de los años cincuenta, donde comencé a escribir, hubiera habido un movimiento teatral, es probable que, en vez de novelista, hubiera sido dramaturgo".

2 Pero optó por el género narrativo porque "escribir teatro, en la Lima de aquellos años, era peor que llorar: condenarse, o poco menos, no ver nunca lo que uno escribía, de pie en el escenario, algo todavía más triste y frustrante que, para un poeta o novelista, morir inédito" (2001: Prólogo).

"Llegó el día del estreno y había tanta expectativa entre los piuranos, que los boletos de entradas se agotaron.

Hubo gran tumulto para conseguir una butaca en el Variedades y muchos quedaron en la calle sin poder ver la obra. El éxito artístico y económico fue rotundo y dio mucho que comentar en la Piura de entonces. El director Marroquín y los profesores del colegio «sacaban pecho », orgullosos de sus pupilos" (González Viaña, 2005).

"Las dos funciones estuvieron abarrotadas de espectadores.

El escenógrafo, el profesor de dibujo Aldana, acabó de instalar los decorados cuando el público comenzaba a llenar el local" - MVLL 2007 * Magìster en Filologìa Hispànica por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (Madrid ? España). Profesora de Literatura de la Universidad Santo Toribio de Mogrovejo, Chiclayo. Coordinadora de la Escuela de Postgrado de la Universidad Santo Toribio de Mogrovejo, Chiclayo.