Fue la primera furgoneta y la más vendida de la historia. Nació en Alemania en la fábrica Volkswagen a finales de 1948. Se le conoce como 'transporter' en Europa y Norteamérica, y como 'combi' en América Latina, que vendría a ser una abreviación del nombre original: 'Kombinationfahrzeug', que traducido del idioma teutón significa 'vehículo de uso combinado'.

En 1953, por la alta demanda de esta furgoneta –cuyo prototipo llevaba el nombre de Split y luego dio lugar a dos versiones: la Panelvan y la Kombi, siendo actualmente la más popular esta última y la Westfalia que es una 'camper'-, Volkswagen decide abrir una planta de ensamble en la ciudad brasileña de Sao Paulo. La misma que este año ha anunciado el cese de su producción, en diciembre, debido a que no puede cumplir con las normativas de seguridad y emisiones. Así, el modelo más familiar y aventurero de la marca se despedirá por todo lo alto con una serie limitada de 600 unidades cuyo precio bordea los 28 mil euros.

SOLO PARA AVENTUREROS. En el Perú, los aficionados a este vehículo no son pocos. De hecho existe un club que se autodenomina "Westfalias y Combis Perú" que lleva cuatro años reclutando a los dueños de estas clásicas furgonetas, todo un símbolo para la cultura hippie en los años 60 y, posteriormente, el vehículo favorito de los surfers, que se caracteriza por su gran espacio interior, sencillez mecánica y fácil manejo.

A la fecha son cerca de veinte los miembros del clan automotor que aseguran haberse encontrado sin buscarse. Ellos se reúnen dos jueves cada mes en el Burger King que hace esquina con la avenida Javier Prado y la calle Manuel Olguín, al lado de la Universidad de Lima, en Monterrico. Su vocero es Esteban López, un ingeniero industrial de 45 años, dueño de 'Steffi', una combi Westfalia de la serie T2 color naranja del año 68. Su furgoneta es una de las más antiguas del grupo. Como muchos, él empezó comprándose una combi Volkswagen clásica, pero cuando su familia creció optó por buscar un vehículo que se acomodara más a su espíritu viajero. Y viajó hasta Cajamarca para encontrarlo.

A diferencia del primer modelo de combis, la Westfalia está 'camperizada', esto significa que en lugar de filas de asientos tiene una cama –o dos dependiendo del modelo-, mesa, cocina, refrigeradora e incluso lavadero en su interior.

Si bien adquirir uno de estos vehículos, que normalmente se encuentran de segunda mano, puede no ser muy costoso, su restauración es lo que más tiempo y dinero demanda -hasta seis mil dólares, dependiendo del estado en que se encuentre-.

"A los que nos gustan estas combis nos gusta también la aventura", asegura Esteban, quien ya ha emprendido varios viajes en su camioneta, una suerte de casa rodante que le permite quedarse donde le dicte su entusiasmo. Buscando a otros acompañantes de viaje para armar una troupe de nostálgicos por las carreteras del Perú, es que Esteban ingresa a un foro a través de la Web y publica un anuncio para los dueños e interesados en este tipo de vehículos. Fue así que se sumaron Miguel Riquelme (40) y su combi T3 color beige de los años 80, los esposos Verónica Carbajal y Alex Lanata, dueños de 'Bobby', una combi Westfalia amarilla decorada con flores, y 'Dolly', una primorosa 'pick-up' de doble cabina modelo T1; y Alfieri Podestá (42), quizá el más fanático de la mancha, que tiene circulando una T5 (1995), una T3 (1985), una T2 (1979) y otras dos combis más que se encuentran todavía en restauración.

La pasión de Alfieri por este tipo de furgonetas es tal que persigue a cualquiera que se encuentra por la calle y que se asemeje a alguna que soñó tener. La primera que compró fue una combi verde del año 75. Le costó US$950. Cuando su familia creció de dos a tres hijos, optó por comprarse otra y vender a su primogénita de cuatro ruedas. Decisión de la que aún se confiesa arrepentido. Quizá por eso le resulta imposible desprenderse de las que ha conseguido reunir en los últimos años. Hoy su favorita es una combi Westfalia T4 por la que pagó US$12 mil. Hacerse de ella le valió dos años de espera, llamando cada mes a la dueña. "La intercepté un día en la calle. Yo iba en mi moto. Recuerdo que le toqué la ventana y se asustó porque pensaba que le iba a robar", relata con cierta gracia. Ahora su objetivo es conseguir una versión 4x4 de la clásica furgoneta.

El club "Westfalias y Combis Perú" ha logrado viajar en caravana hasta Piura, en el norte, y Cusco, en el centro del país. Al ser vehículos de paseo, su velocidad ideal es de 80 km/h en la carretera. Comparadas con otros automóviles modernos, el consumo de gasolina resulta un poco alto debido a que tienen el mismo motor de un 'escarabajo' VW. El mantenimiento de estos puede ser otro inconveniente, ya que si bien algunos de los repuestos son fáciles de conseguir en el Perú, ciertos accesorios deben de importarse ya sea de Estados Unidos o de Alemania. Brasil dejará este año de ser una opción, y esto aunque resulta lamentable para este grupo fanáticos, no representa ningún impedimento para seguir adelante con su afición.

"Definitivamente te tiene que gustar, si no te aburres y la vendes", sentencia Miguel Riquelme. Él ya ha tenido tres combis modelo Westfalia a lo largo de su vida, siempre inspirado por los viajes que realizaba con su padre cuando era niño. Esos viajes que confiesa pronto espera repetir con su pequeño hijo recién nacido.

SUEÑOS RODANTES. El líder de la banda de reggae Tierra Sur, 'Pochi' Marambio, es otro aficionado confeso de las combis Volkswagen. La suya es una Westfalia del año 1978. Se llama Mariana –debido a que cuando la compró encontró dentro de ella una imagen de la Virgen María aparentemente de origen alemán-. Es roja, con el techo verde y los parachoques amarillos, como los colores de la bandera rasta. La compró hace 15 años y desde entonces ha viajado por la costa, sierra y selva del Perú, muchas veces acompañado de sus hijos. También ha compuesto en ella más de una canción. Pero, sobre todo, ha pintado. Porque 'Pochi', pese a ser conocido por su faceta musical, ha estudiado pintura y la combi, además de ser un estudio rodante, le ha servido más de una vez para transportar sus cuadros.

"Para mí estos autos son más seguros. Desde los 90 todo lo que se ha producido parece de plástico o de papel. En cambio, esta combi parece estar hecha de un fierro que te va a durar toda la vida", destaca. Sin embargo, 'Pochi' reconoce también que no es fácil tener un vehículo antiguo. Sobre todo cuando la humedad dificulta su mantenimiento. "Si la vendo algún día sería a alguien que sepa que la va a conservar bien y que me deje verla de vez en cuando. Me daría pena que la 'canibalicen'", confiesa.

El mismo cariño que 'Pochi' profesa por su furgoneta lo tiene el fotógrafo Christian Oses Ruiz por su Westfalia del año 73. La tiene hace tres años, le costó US$2.300 y asegura que con solo S/.1.500 consiguió reparar todo el motor ni bien la rescató de su ex dueño alemán que la usaba como depósito de andamios.

Desde entonces la viene restaurando de a pocos, buscando las piezas adecuadas on-line, indagando por los lugares en Lima donde se encuentran los mejores repuestos y accesorios, para 'pararla', ponerla en forma para lograr un cometido: viajar con su familia al Mundial de Brasil 2014 tomando la ruta de la Carretera Interoceánica. Larga vida a los soñadores y los vehículos que los transportan. Fotos: Johanna Valcárcel // Víctor Vásquez