Vive en la cama de un hospital. Hace 3 meses, Jorge fue internado por padecer de una desnutrición crónica y anemia y nadie lo visita. El hombre llora cuando escucha hablar de su familia. Su silencio tal vez sea la respuesta a la soledad que lo embarga.
No sabemos qué pasó en su vida para que sus hijos y hermanos se olviden de él, pero en estos momento este enfermo del hospital Daniel Alcides Carrión vive un calvario, como el que sufrió Jesús antes de morir en la cruz.
“No quiere comer y tampoco quiere recibir las medicinas aunque sufre de dolores, parece que él mismo quisiera morir”, comenta la enfermera Paola Mucha Romero en el servicio de medicina varones, donde Jorge Jaúregui Blanco Encalada (69) ocupa la cama 21. La joven le acaricia la cabeza para que sienta el afecto que tanto le falta. Además, acomoda las frías sábanas que lo cubren.
sin identidad. En el mismo nosocomio a pocos metros del servicio de emergencia, yace otro anciano abandonado. El desdichado que está en silla de ruedas fue evacuado por los serenos de El Tambo, pero ningún familiar se acerca a preguntar por él. El anciano de unos 70 años balbucea como queriendo decir quien es, pero las asistentas sociales no logran comprender nada de lo que dice. Por eso piden que quien vea su fotografía se acerque al hospital con su DNI para afiliarlo al Seguro Integral.
reflexiona. “Estamos pasando Jueves y Viernes Santo en una cama del hospital, solo nos queda recapacitar, estar con Dios en estos momentos de duelo, ya que él pagó por nuestras culpas”, reflexiona Justino Rojas Aliaga, que conversa con otros pacientes del servicio de traumatología.
El hombre menciona que cuando uno enferma, ya no existe el amigo que estuvo junto a ti en los buenos momentos. Los únicos que lo acompañan son su esposa y sus hijos que a diario están que corretean por las medicinas que le recetan los galenos para su recuperación. Aunque es conciente que es afortunado porque otros enfermos no tienen quien les dé consuelo.
inquilina. Rosaura García es otra ancianita ochentera, que también habita en el hospital Carrión. Antes yacía postrada en la cama por sufrir una fractura, pero los médicos la operaron y ahora se pasea por el patio con su andador. La humilde mujer espera que un albergue la acoja porque sus familiares la han olvidado.
El jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Carrión, Dionisio Poma Poma, manifestó que en este servicio están los 8 pacientes más graves y aunque su esperanza de vida no es muy alta, procuran brindarle los mayores cuidados. “Nosotros procuramos mucho esfuerzo para salvar la vida del paciente, pero esto tiene que ir acompañado de la parte espiritual, la familia tiene que acompañar en todo momento. Nosotros salvamos vidas, pero cuando alguien muere que quede claroque hicimos lo posible por recuperarlo”, acotó el galeno del antiguo hospital Carrión de más de 50 años, donde no faltan historias que conmueven.
Ayuda. Las asistentas del servicio social atienden a diario casos de pacientes abandonados por sus familiares y cuando los buscan pocos se presentan.
Salvó de la muerte. El campesino José Estrake Soto cayó de un puente artesanal, sufrió la fractura de 4 costillas y quedó con el hígado dañado en Chanchamayo.
Este hombre fue evacuado hasta el hospital Carrión, donde lo salvaron y tuvo que pasar un vía crucis junto a su hijo José Estrake Soto. El muchacho por la falta de un lugar donde quedarse, dormía en las sillas del servicio de emergencia. En ocasiones, hasta dejaba de comer por comprar las medicinas que el SIS no cubría. Y ahora que su padre está de alta no tiene dinero para el pasaje que lo lleve de retorno a su comunidad. Ayer pidió al banco de sangre le exoneren la devolución de dos unidades.