El desconcierto y el general
El desconcierto y el general

Preocupa que a pocas horas de que el ministro del Interior, Wilfredo Pedraza, saliera con la "novedad" de que la situación de violencia en el país no está en emergencia y que se encuentra bajo control, el presidente del Consejo de Ministros, Juan Jiménez, nos diga que el crimen organizado ya está actuando en nuestro país, que nos encontramos en un pico de violencia y que se darán algunas normas para tratar de frenar la situación de inseguridad que vivimos.

Si las cosas andan tan bien y todo no pasa de ser una "percepción de inseguridad", según nos dijo el lunes el ministro Pedraza, entonces es difícil de entender lo admitido ayer por el premier Jiménez en entrevista a este diario. ¿No existe acaso unidad de criterios en el más alto nivel del Ejecutivo con respecto al tema de la violencia callejera? Sería muy grave que en el gabinete ministerial no la tengan clara y que no cuenten ni siquiera con un diagnóstico preciso para comenzar a buscar soluciones a partir de ahí.

Imagino que por situaciones como estas es que el presidente Ollanta Humala y el propio premier Jiménez salen a pedir a los medios de comunicación que no muestren imágenes de actos violentos. Habría que preguntarse si ante la falta de unidad de criterios, de diagnóstico y de estrategia, lo único que buscan los caballeros es que la gente no se entere de lo que pasa en las calles a fin de que no haya quejas ni se reclamen soluciones a los gobernantes que, al parecer, andan desconcertados.

Pero más allá de esta gran incongruencia entre lo manifestado un día por el ministro Pedraza y al otro día por el premier Jiménez, hay que mencionar el "destaque" que hace en esta entrevista el jefe del gabinete a la labor del director general de la Policía Nacional, general PNP Raúl Salazar, quien se ha convertido en un verdadero intocable, al extremo que viene sobreviviendo a cuatro titulares del Interior (Óscar Valdés, Daniel Lozada, Wilver Calle y Wilfredo Pedraza), a pesar de diversos cuestionamientos.

Habría que preguntarse si su cercanía familiar con Nadine Heredia es el único motivo por el cual Salazar se mantiene, pese a haber sido uno de los comensales de Las Brujas de Cachiche; a que se tuvo que dar de baja a 30 generales más antiguos para que pueda asumir la jefatura de su institución; a los errores de la "impecable" Operación "Libertad", que sí le costaron la cabeza al alto mando del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y del Ejército; al papelón de La Parada y a la ola de violencia que hoy nos afecta.

Poco o nada se avanzará en el tema de la violencia si los responsables de hacerle frente desde el Ejecutivo tienen una densa neblina delante de sus ojos; y si insisten, como parece ser, en mantener en el cargo a un jefe policial que podrá haber tenido sus méritos para llegar al grado de general, pero que no muestra los resultados que exige una sociedad cansada de una institución con altos niveles de corrupción, como ha admitido el premier Jiménez, y que no garantiza la seguridad a los ciudadanos.