El nevado Pastoruri ya no puede calificarse como tal. De este otrora glaciar, ubicado en Huaraz, solo queda una pequeña porción de hielo. La mayor parte de su capa helada desapareció y en su lugar se ve un cerro de colores marrón y gris, similar a los que hay en Lima.
En las próximas décadas los demás glaciares peruanos se verán igual al Pastoruri. La razón del derretimiento de sus superficies de hielo es el cambio climático y su característico aumento de la temperatura. A esta conclusión llegaron especialistas de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) luego de observar que desde la década de 1980 estas formaciones han perdido el 40% de su superficie.
Esta realidad fue abordada en el "Primer Foro Internacional Glaciares: Retos de la Investigación al Servicio de la Sociedad", el cual fue organizado por la ANA. Se decidió que esta actividad se realice en el Perú porque reúne al 70% de los glaciares tropicales, es decir, los que se hallan en la zona comprendida entre los trópicos de Cáncer y Capricornio.
IMPACTO COMUNAL. Ante esta realidad, las consecuencias son varias. Christian Huggel, integrante del Proyecto Glaciares 513, en el que participan la ANA y la Cooperación Suiza Cosude, menciona que algunas de ellas son el riesgo de la ocurrencia de aluviones, derrumbes y deslizamientos, la posterior escasez de agua ante la desaparición de los glaciares y los consecuentes conflictos sociales.
Hugel explica que los pedazos de hielo podrían desprenderse y caer en una laguna aledaña. Esta se rebalsaría y produciría un huaico. Una medida para minimizar el desastre es la implementación del Sistema de Alerta Temprana. La Cooperación Suiza Cosude les enseña a los pobladores de Carhuaz cómo implementarla para advertir la llegada de un aluvión.
Sobre la falta de agua, menciona que hay varias cuencas en las que en la actualidad se observa menor proporción de líquido. Asegura que muestra de ello es la cuenca del Río Santa, en donde la cantidad de agua se ha reducido entre 10% y 20%. "Hay que hacer más estudios para saber cuánta agua habrá disponible en el futuro", recomienda Huggel. Ante la falta de agua, no será extraño que se registren conflictos sociales, pues las comunidades aledañas a los nevados exigirán su indispensable abastecimiento.
Según la visión de Fernando Chiok, coordinador de glaciares de la Dirección de Conservación y Planeamiento de Recursos Hídricos de la Autoridad Nacional del Agua, las consecuencias del retroceso de los glaciares en la vida de la población se analizan de forma particular, es decir, según cada nevado.
"Hay que tener en cuenta que algunos glaciares no están cerca de la población. Este es el caso de Huaytapallana en Huancayo. Otros están cerca de la zona donde viven los lugareños y podrían estar aportando agua para el consumo de los habitantes o para actividades ganaderas o de agricultura", sostiene. Agrega que una vez que se identifican los efectos del derretimiento de la masa de hielo, se analiza las medidas que se tomarán.
TRABAJO EN NEVADOS
La ANA analiza los nevados mediante su programa de monitoreo. Esta actividad consiste en conocer "el estado de salud del glaciar". Se determina los cambios en su superficie, longitud y volumen. En los últimos años se analiza el agua proveniente de la fusión de glaciares para conocer sus características y evaluar cómo utilizarla.
Los glaciares monitoreados son Artesonraju, Yanamarey y Shallap, ubicados en la Cordillera Blanca de Ancash. También se observa Quisoquipina y Suyuparina de la Cordillera Vilcanota, e Incachiriaska de la Cordillera Vilcabamba. Los tres presentes en el Cusco. Todos ya no formarán parte del paisaje en las próximas décadas. Realme