Hospital del Niño: Pequeños pacientes eternos
Hospital del Niño: Pequeños pacientes eternos

Por la ventana del cuarto piso del , en Breña, un trozo de cielo proyecta una tenue luz que se cuela entre los bloques de viviendas vecinas. Ese es el único contacto físico que tiene Almendra, de solo cuatro años, con el exterior. Ella es uno de los diez pequeños pacientes que viven, literalmente, en ese nosocomio.

“Sin el respirador no viviría más de media hora”, dice el neurocirujano Javier Espinoza.

Eso no impide que la niña mantenga siempre una relajada sonrisa y que sus inquietos ojos tengan un brillo más que especial.

Almendra nació con traumatismo vertebro medular a nivel cervical, lo cual le trajo como consecuencia no poder controlar adecuadamente su respiración ni alimentarse por la boca.

Por ello, necesita de un ventilador médico permanente para su desarrollo y consume sus alimentos a través de un tubo. Aparatos que lo tendrá que llevar de por vida.

Desde que vino a este mundo, el hospital es su único hogar.

Las enfermeras y los médicos que la cuidan a diario la consideran como una hija, pues su familia la ha dejado de visitar.

PERO SON MÁS. Como ella, otros nueve niños y adolescentes, prácticamente, fueron abandonados por sus padres en el conocido Hospital del Niño, el cual atiende al año a más de 80 mil pequeños.

Son los hijos de nadie, pero también son los hijos de todos. No serán sus progenitores, pero el personal médico de dicho nosocomio se las ingenia día a día para brindarles los mejores cuidados, preocuparse por su educación y sobre todo entregarles amor.

Ese amor y cuidado que les fue negado por sus padres biológicos.

“Son niños abandonados porque sus familiares no los quieren o provienen de ONG o comunidades religiosas que les dan apoyo en un inicio, pero que al final se cansan y nos los envían acá”, comentó el director del INSN, Alfonso Tapia.

Almendra, al igual que los otros niños, ya fue dada de alta y podría ser cuidada en su casa. Eso sí, recibiendo todas las atenciones necesarias y el cuidado permanente. Sin embargo, sus respectivas familias han optado por dejarlos olvidados en el hospital.

“Eso nos da un problema. Pues ocupan una cama por largo tiempo. Son camas que cuestan al Estado y estos niños ya deben estar en un lugar con un cuidado más familiar. A falta de eso, los hemos convertido en nuestros hijos. Hacemos grandes esfuerzos por cuidarlos, incluso cuando uno de ellos se pone grave, les damos prioridad en atención”, precisó.

CASOS GRAVES. Los otros nueve niños en condición de abandono se encuentran en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital. Algunos de ellos están en estado vegetal o parapléjicos.

Otros presentan malformaciones genéticas o físicas. Pese a ello, cuando reciben el cuidado de las enfermeras o los alimentan, ellos les aprietan fuerte sus manos y trasmiten gestos de alegría y gratitud. “Son ángeles en la tierra”, dice una trabajadora social.

Tapia se entristece al recordar que hace tres años falleció en una cama de la UCI un joven de 23 años. Él había llegado al hospital cuando tenía 13 y fue abandonado por sus padres.

Pese a que por su edad no le correspondía permanecer en dicho nosocomio, el joven recibió amor y cuidado de todo el personal médico hasta su último día. “Ningún familiar preguntó por él. Pero acá nunca le faltaron sus medicamentos y sobre todo amor”, afirmó un médico.

ALEGRES. Almendra no moviliza sus miembros inferiores; los superiores, solo parcialmente. Pero sus facultades neurológicas no se han visto alteradas, por lo que le encanta dibujar y pintar. “Es muy alegre y activa. Es nuestra engreída y se va a quedar acá por mucho tiempo”, cuenta Espinoza.

Pero son las voluntarias de la Asociación Aprendo Contigo quienes visitan a estos niños, les leen cuentos, les hacen jugar con muñecas y títeres. También les enseñan a colorear y a escribir. Las actividades se aplican de acuerdo al nivel de desarrollo de cada menor.

Para celebrar sus cumpleaños, cada año el personal médico realiza una colecta para comprarles juguetes y ropa. Igual, en cada fiesta navideña, sus camas se llenan de regalos. Cuentan los doctores que son numerosos los artistas y políticos que los agasajan por esa fecha. “Navidad es felicidad en el hospital. Todos se alegran. El ambiente se torna distinto”, comentó un médico. Carritos, muñecas, rompecabezas, globos son algunos de los presentes que estos niños reciben. Ellos están más que felices por las visitas y lo agradecen con una gran sonrisa.

Abandonado

Proponen hospitales especializados

El director del Hospital del Niño, Alfonso Tapia, propone la creación de un centro médico especializado para albergar a niños abandonados que padecen alguna enfermedad grave que requiera de sumo cuidado. “No tenemos ninguna ley para mandarlos a otro sitio. Lo que sí debemos de tener son espacios médicos que reciban a estos pequeños. El Estado, en algún momento, tendrá que construirlos”, precisó al agregar que los gastos médicos de estos pequeños son asumidos en su totalidad por el SIS.

El 1 de noviembre de este año el INSN cumplió 86 años de creación.