CHICLAYO. Los años pesan.
Una vez más, la añeja y deteriorada infraestructura del ahora colegio emblemático, Pedro Abel Labarthe Duránd, cedió ante la inclemencia del tiempo, la cual registró ayer un derrumbe más en su local de la calle Colón, esquina con la avenida Bolognesi.
El desplome se dio en horas de la madrugada y a Dios gracias no cobró ningún daño personal que lamentar.
Únicamente fue el susto que se llevaron los vecinos del lugar, quienes abandonaron sus camas ante el estruendo que ocasionó la caída de un viejo muro de adobe y parte del techo de madera del segundo nivel.
"Fue un sonido fuerte el que nos despertó. No entendemos por qué las autoridades no lo demuelen. Esto constituye un inminente peligro no sólo para los alumnos que aún reciben clases aquí, también para los propios peatones que utilizamos está transitada zona a diario", indicaron vecinos de la tradicional institución educativa.
NEGATIVA. A pesar de la situación, el secretario técnico del Comité Regional de Defensa Civil, Willian Mendoza Aurazo, responsabilizó a la Dirección Regional del Instituto Nacional de Cultura (INC) Lambayeque de no autorizar la demolición de este antiguo centro educativo a pesar de constituir un riesgo latente ante su inevitable desplome.
"Desde la primera vez que esta infraestructura colapsó (febrero del 2010), el Gobierno Regional tomó cartas en el asunto, ordenando acciones de demolición por considerarlo un riesgo y peligro latente para la seguridad de los ciudadanos", acotó Mendoza.
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Instalaciones de colegio Labarthe se siguen cayendo
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