Fiorela Nolasco: “"Investigación sobre asesinato de mi padre es débil y lenta”"
Fiorela Nolasco: “"Investigación sobre asesinato de mi padre es débil y lenta”"

“Escuché al perro ladrar. Me levanté, porque luego de la pesadilla ya no pude dormir. Me fui al cuarto de mi papá para ver si había llegado, pero no estaba. La luz de la sala estaba prendida, me acerqué y no había nadie”, así recuerda  Blas el día (14 de marzo de 2014) que asesinaron a balazos su padre  Campos en Huacho.

Hoy se cumple un año del asesinato de Nolasco Campos, ultimado a balazos por una supuesta organización criminal que para la Fiscalía era liderada por el expresidente regional de Áncash César Álvarez Aguilar, hoy con prisión preventiva en el penal de Piedras Gordas, en Lima.

DOLOR DE HIJA. Han pasado 365 días, pero Fiorela aún tiene lágrimas para llorar. es imposible que recuerde a su padre y la voz no se le quiebre.

Fiorela recuerda que la tarde del viernes 13 de marzo del año pasado fue el último día que se comunicó con su padre.

“Hablamos por teléfono sobre la universidad, me preguntó si había logrado matricularme, le dije que no. Me dijo que no me preocupe, que él vendría para ver esa situación. Me prometió volver a llamarme más tarde y me dijo además que ese mismo día, por la noche, estaría en casa”, relata.

SIEMPRE EN RIESGO. Fiorela ha intentado de a pocos rehacer su vida. Después de estar mucho tiempo sin trabajo, consiguió ingresar a laborar en la Municipalidad del Santa, donde se desempeña como asistente en la procuraduría de la comuna.

Aunque de a pocos trata de recuperar la tranquilidad, los fantasmas de la impunidad e injusticia -a quienes la familia Nolasco ya conocen de sobra- se lo impiden por momentos.

“Un año entero usé chaleco antibalas. A parte de la seguridad personal con la que contaba. No importa adónde iba, tenía que estar con chaleco antibalas. Era muy incómodo. Hoy en día solo limito mis salidas de mi casa al trabajo. Son pocas las veces que puedo salir a pasear”, comenta.

“Fueron cuatro años que mi padre luchó y denunció la corrupción. Cuatro años en los que advirtió que lo querían matar. Pero nadie le hizo caso. Esta seguridad que me ha dado el Estado me la merezco, porque yo salí a denunciar la corrupción, es su obligación defenderme y resguardarme”, reclama.

Sobre la investigación, dice que “hasta ahora es débil y lenta. En un año y no hay mayores avances. La investigación se ha prolongado a tres años, es larga, pero tampoco siento que se esté haciendo mucho”, reveló.