​La Cruz de Mayorista, una fiesta animada e incomparable
​La Cruz de Mayorista, una fiesta animada e incomparable

Huancayo es la ciudad más feliz y alegre del Perú y quizá del mundo. El calendario festivo está que quema con las celebraciones de las cruces. ¿Quién no tiene una cruz? Jesús la tuvo, la llevó y allí murió. Desde entonces, la cruz se hizo sufrimiento y después alegría porque Jesús resucitó al tercer día y la cruz quedó vacía, esa cruz que hoy veneran los fieles en la región central, en los cerros, barrios y calles.

Las fiestas son únicas, no tienen comparación. Todo empieza con la novena, nueve días antes con el rezo del rosario y misas, una víspera iluminada por fuegos artificiales, animada por bandas de músicos y orquestas típicas y una abundancia de bebidas que corren como el Mantaro.

MAYORISTA. Es la fiesta ahora del Mercado Mayorista, una tradición huanca desde cuando el mayorista estaba en lo que hoy es el mercado central. Una cruz que es patrona de los comerciantes de todas las secciones, quienes trabajan duro todo el año para divertirse y los priostes para afrontar los gastos. Ellos dicen: “Así como me rompo el lomo, así me divierto, porque es lo único que me voy a llevar”.

Por eso, las pandillas de chonguinos y de chutos, tunantada, chacra negros, chunchos, sayas y los bailes populares para darle a la jarana “como Dios manda”, con su “cura cabeza” para matar la resaca y volver a acomodarse y terminar la quincena festiva con el cortamonte y la entrega de cargo a los nuevos mayordomos.

También está la rica culinaria huanca con el tradicional mondongo y chupes verdes de las madrugadas, los cuyes y chicharrones fritos y colorados, el huallpa chupe; en algunos casos la pachamanca, rociada con un vino de Chincha o de Mala, de “mala calidad”; el anisado Vargas que ya no hay o la fuerte y poderosa caña traída de Huánuco que tampoco hay, pero dicen que de allí viene, seguida de la cerveza por cajas, puestas por los familiares y amigos y los que se comprometieron con “una cajita”.

En estas fiestas que después de las misas de los tayta curas que no la cobran barato, es que se dan los encuentros, la amistades, los discursos del “yo te estimo, te quiero”, “Para eso se ha hecho la vida”, “la vida es corta”, “salud, compadre, salud comadre”, mientras el chicoteo de las espumas hacen barro las calles y la embriaguez cobra su cuota, unas veces con los encuentros amorosos, otras con broncas de sangres y muerte, peleas, violencia, porque al final la fiesta es buena según el número de casos policiales.

Entretanto, la cruz sigue iluminada por las velas de a veinte céntimos, esperando otro año y otra calle para seguir celebrando la tradcional fiestas de las cruces.

4 días de fiesta viven los comerciantes del mercado mayorista ‘Raez Patiño’. 

TAGS RELACIONADOS