María Paz Rodríguez: “Presento otro  modo de vida para la mujer actual”
María Paz Rodríguez: “Presento otro modo de vida para la mujer actual”

La joven escritora chilena María Paz Rodríguez visitó Lima para presentar su segunda novela, Mala Madre (Alfaguara), la conmovedora historia de la artista María Claro, quien a sus 76 años deberá enfrentar el pasado del que huyó. Ella se había rebelado ante los cánones femeninos y familiares impuestos en los años 50 y 60 en su país y escapó a Estados Unidos, incluso abandonando a sus hijos. Adela, una de sus nietas, le permitirá reconciliarse con la vida que dejó atrás.

¿Cómo nace esta historia que has titulado Mala Madre? 

María Claro está inspirada en un personaje de mi familia. Tengo una historia parecida, siempre estuvo ahí como relato. Quería que fuera instaladora, le da una modernidad y un relato vigente. Quería ahondar, explorar en eso. Siempre mi literatura tiene un manuscrito que exorciza un poco la historia de estos personajes. Tenía clara la segunda parte más que la primera, porque toda la novela es una historia lineal -infancia adultez-. Pensé que podría funcionar bien que fuera en presente, que fuera esta nieta (Adela) a cobrarle cuentas a esta abuela (María Claro); que ahí se abriera la fuerza del libro, la parte de mamá, la culpa de la protagonista.

¿En quién te basaste para construir a Tiny von Striker, la joven que sigue el camino de vida de María Claro? ¿Te reflejas en ella? 

No, para nada. Yo tengo una gran amiga que vive en Berlín, es artista, muchos de sus trabajos están inspirados en obras de arte que parecen “La Mala Madre”. Tiny fue un experimento, no existía en la primera versión del libro, se me ocurrió porque había que darle un contrapunto al personaje de María Claro. Tiny es esa juventud, esa chica rebelde que vive en otra generación diferente a María, que nunca estableció relaciones, que no generó ningún lazo con nadie; ambas son una misma persona, son dos lados del espejo.

¿Por qué romper con todo y no sujetarse a los cánones familiares y sociales? 

El caso de María Claro es más real. Ella vive los años 50 y 60 en Chile. Es una mujer que viene de la clase alta, tradicional, que nunca quiso criarla ni entenderla. Tuvo que vivir esa vida de reglas, de ser la mujer buena, la niña buena, para poder sobrevivir. Cuando corta, logra salirse de ese “debe ser”, empieza a ser ella. Se cambia de nombre, hace su vida, estudia Arte, genera la instalación “La Mala Madre”. Era importante trabajar este tema, porque creo que todavía está vigente. Las mujeres tenemos muchos cánones: “A tal edad hay que casarse, tener hijos’. Este libro lo que presenta es otro modo, otra opción de vida para mujeres modernas.

¿Por qué dices que esta historia sirve para exorcizar? 

Tal vez porque yo me identificaba con María Claro cuando era más chica, había una mitología con este personaje; decidí escribirlo para sacarlo. María hace lo mismo con su instalación: saca su pasado encima y lo refleja en esa obra.

¿Y se reconcilia con el pasado?

Sí, no hay redención, porque no volverá a ser madre, pero sí una redención con el pasado; le da herramientas a Adela, para que escriba lo que quiera. Deja abierta la posibilidad de volver a su país de origen.

¿Por qué crees que la sociedad ve mal a una mujer que a los 30 años no quiere tener hijos ni casarse? 

Nos han enseñado a ser así desde que tenemos uso de razón. Todo está hecho para que las mujeres estemos bombardeadas de modelos, desde la publicidad hasta la religión, la familia y la educación. Una mujer un poco salvaje es mal vista y castigada. Creo que desde que somos niñas estamos siendo intervenidas por el sistema tradicional, patriarcal. Nosotras, como mujeres, comulgamos con eso, seguimos ese patrón; hasta que no lo rompas eres esclava de ti misma.

Los autores dicen que a través de un personaje hacen y dicen lo que hubiesen querido ser y decir. ¿Cómo es en tu caso? 

Creo que tú cuando escribes tienes varias vidas. Para formar distintos personajes tienes que apropiarte de muchas voces. A mí me pasó mucho al escribir este libro. En situaciones cotidianas, decía: “Esto podría sentir esta persona, así podría ser”. Claramente, en todos mis libros hay mucho de mí, porque es mi manera de ver la vida. Yo, a pesar de que no estoy de acuerdo con cosas que suceden en este libro, sé que hay mucho de mí. Hay cosas que me dan risa, tristeza. Como primera voz soy yo.