Fue una despedida como al padre Juan Serpa Meneses le habría gustado. Con una iglesia abarrotada, con cánticos en quechua y música andina, con la presencia de las hermandades que siempre apoyó, con dolor por su partida pero también con alegría por un futuro cada día mejor si seguimos su ejemplo y sus enseñanzas.

Desde muy temprano, los alumnos, docentes, vecinos, el alcalde Luis Castañeda Lossio, congresistas y el presidente Alan García llegaron a la parroquia Nuestra Señora de Montserrate y San Sebastián para dar el último adiós al sacerdote amigo, al maestro, al padre confidente y al guía de una obra centrada en el amor por los niños y los jóvenes.
Con una sentida misa de cuerpo presente, oficiada por el cardenal Juan Luis Cipriani, el clero limeño destacó su papel como pastor de una iglesia que convocaba a todos, alabó su labor educativa en el aula y como promotor de un instituto tecnológico que capacita a jovencitas provenientes de todos los rincones del país.
Al salir de la parroquia rumbo al cementerio, el féretro fue recibido con aplausos y con miles de pétalos de flores.

"Gracias, padre amigo"
En el Instituto de Educación Superior Nuestra Señora de Montserrate de Huachipa, las 120 alumnas, los profesores y las agentes de la Policía Nacional le recibieron con el amor de siempre para rendirle un homenaje en su casa. El dolor de su partida se hizo mayor al momento de ser colocado en su última morada en Huachipa. "Gracias, padre bueno y amigo por todo lo que nos enseñaste", se escuchó decir a muchas personas