No solo por el lado sur de la ciudad se presentan las invasiones, también en el cono norte, y por todo lo alto. Eso ocurre en el cerro Intiorko donde cientos de personas se han apoderado de tierras que no les pertenecen, pero cuyos dueños -el Gobierno Regional de Tacna, uno de ellos- tampoco hacen mucho por recuperarlas.

El crecimiento caótico poblacional impera en el Intiorko, pues incontables casas de esteras pululan en sus faldas y hasta en la cima. Lo más preocupante es que nadie pone fin a este problema que cada día se acrecienta.

TRÁFICO. Según el director regional de Vivienda, Guillermo Jiménez, muchos de los que invaden terrenos del Estado son personas que no tienen una alternativa de vivienda. "Invaden porque no tienen una solución que venga del Estado. Pero existe también un porcentaje (de personas) que ven en la invasión una manera de hacer negocio a través del tráfico de terrenos", acotó el funcionario.

Jiménez señala que detrás de las invasiones no solo están dirigentes, sino también las autoridades que -se supone- deberían ponerles fin. "Desde los años cuarenta se han ido creando leyes que prácticamente legalizan las invasiones, en lugar de frenarlas", asegura.

En ello concuerda el titular de la Fiscalía de Prevención del Delito, Rodolfo de Amat, que el año pasado emitió un pronunciamiento al respecto, indicando que el artículo 77 del Decreto Supremo N° 013-2012, emitido por el Ministerio de Vivienda, dio pie a más invasiones.

El referido artículo precisa que, de ahora en adelante, se permitirá la compraventa directa de bienes de dominio privado a favor de particulares que demuestren posesión de un área por cinco años, cumplidos al 25 de noviembre de 2010. Antes la limitación se daba hasta el 12 de abril de 2006, explicó De Amat.

SEGURIDAD. El funcionario Jiménez anota también que los invasores se olvidan de que construir en el Intiorko es "sumamente peligroso", pues allí no existen condiciones de seguridad. "Esas tierras no son para construir", aseveró.

"Además, llevar servicios de agua hasta esas zonas representan un alto costo", agregó.

Pero ello poco o nada parece importarles a las autoridades. En Ciudad Nueva, por ejemplo, el alcalde Hugo Mita ha inaugurado obras de agua potable en asociaciones que se ubican muy cerca de las invasiones; y, con su presumible buena acción, ha generado esperanzas en los invasores que también esperan el recurso hídrico en sus zonas.