El 21 de julio de 2011, una semana antes de abandonar Palacio de Gobierno, Alan García inauguró en la avenida Javier Prado, San Borja, el nuevo local del Instituto Nacional de Salud del Niño, más conocido como Hospital del Niño.

Pese a que entonces la oposición en el Congreso, representada por el Partido Nacionalista, criticó el apresuramiento del APRA en la ejecución de algunas obras al final de su periodo de gobierno, en este caso la infraestructura imponente y el equipamiento que permanece allí lucen hoy abandonados. Y este gobierno ha hecho poco o nada para cambiar este panorama.

La inversión pública ascendió a S/.260 millones para equipamiento hospitalario e infraestructura de 9 pisos.

En síntesis, faltaba muy poco para que dicho hospital entrara en operaciones en las siguientes semanas y poder atender a miles de niños de diversos estratos, particularmente a los más pobres del país.

"Al mes de entrar, el nuevo gobierno debió solucionar esto y poner en marcha el nuevo hospital", se indigna la presidenta de la Comisión de Salud del Congreso de la República, Karla Schaefer.

Han transcurrido desde entonces 21 meses y el nuevo Hospital del Niño de San Borja sigue cerrado, no ha entrado en funciones.

El 23 de abril de 2012, el entonces ministro de Salud Alberto Tejada, del actual gobierno, declaró a la agencia oficial Andina que el nuevo nosocomio comenzaría a operar en junio o julio de ese año. No pasa nada hasta la fecha.

Entre tanto, los costosos equipos de los quirófanos, de cuidados intensivos, de la zona de quemados, el resonador magnético, el angiógrafo, el tomógrafo computarizado, las más de 200 camas, entre otros, corren el riesgo del deterioro por falta de uso y mantenimiento.

Mientras el nuevo nosocomio sigue en la parálisis, el drama de los niños y sus padres conmueve al corazón más duro en los pasillos y ambientes del viejo Hospital del Niño de la avenida Brasil.

EL VIEJO NOSOCOMIO. Las imágenes son desgarradoras: niños en brazos de sus padres, en sillas de rueda, muchos de ellos llegados de provincias.

Lo que sucede en horas de la madrugada es indescriptible. Muchos padres tienen que hacer cola desde el día anterior para poder separar una cita.

Nuestros reporteros recorrieron ayer el hospital.

"Yo muchas veces he tenido que venir a las 6 de la tarde para hacer cola", relata doña Bertha, quien tiene a su sobrino de 7 meses de edad recibiendo tratamiento en el área de cardiología desde noviembre pasado.

Refiere que los padres de familia permanecen en los pasillos del hospital hasta la 10 de la noche. A esa hora, se les permiten dormir en las bancas del nosocomio en ambientes separados para hombres y mujeres.

"A las cinco de la mañana tenemos que volver a hacer cola", dijo.

De igual manera, la señora Marina, quien ha venido de Huancavelica, afirmó que está esperando que programen una nueva operación en el cráneo a su pequeño de 7 meses, porque al parecer la primera operación "la hicieron mal".

Conmovida, contó que la cabeza de su bebé "está muy hinchada".

Pero eso no es todo, ella se quejó del mal trato que recibe de las enfermeras. "Me he peleado con las enfermeras. Los niños lloran y ella no quieren que entremos a verlos. Nos botan", dijo.

En los ambientes de admisión, del Seguro Integral de Salud (SIS), y en las puertas de los consultorios se ven largas colas de madres de familia con sus pequeños niños en brazos.

"Estamos esperando más de dos horas", dijo un joven padre llegado de Huaral con su pequeño de un año de edad con problemas a la cadera.

Muchos padres de familia, que tienen a sus hijos enfermos, no saben que existe un nuevo Hospital del Niño. Quienes saben de su existencia exigen que entre ya en funcionamiento para que muchos niños, principalmente de escasos recursos, no tengan que esperar tanto tiempo para recibir una atención médica.

HABLA EL DIRECTOR. El doctor Roberto Shimabuku, director del viejo Hospital del Niño, reconoció ayer que el nosocomio que conduce tiene serios problemas para satisfacer la demanda creciente de atenciones médicas.

Opinó que urge poner en funcionamiento el nuevo hospital de San Borja.

Admitió que "es imposible atender a la gran cantidad de niños que llegan tanto de Lima como de provincias", aquejados por diversos males.

Asegura que no se puede programar las intervenciones quirúrgicas en plazos prudenciales, principalmente por la insuficiencia en el número de profesionales en las diversas especialidades.

"Nos faltan profesionales en todas las especialidades, salvo en neoplásicas, porque los pacientes son derivados al Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN)", expresó, al lamentar que los padres de familia tengan que hacer cola durante las madrugadas.

¿CELOS POLÍTICOS?. Diversos voceros de la oposición coinciden en que el nuevo nosocomio está paralizado debido a la voluntad política (mejor dicho a la falta de ella) de las autoridades del gobierno.

"De repente hay celos políticos por ser un obra de Alan García. Eso sería pésimo. Los perjudicados son la población más vulnerable. Acá tienes niños pobres que son por quienes más deberíamos preocuparnos", comentó para esta nota la presidenta de la Comisión de Salud del Congreso, Karla Schaefer (Fuerza Popular).

"Ellos (el gobierno) al mes de entrar al Ejecutivo debieron solucionar esto y poner en marcha el nuevo hospital, han pasado más de 20 meses... aquí falta voluntad política del gobierno", dijo.

Mauricio Mulder (APRA) reprochó con dureza lo que a su juicio es "mezquindad" del actual régimen.

"Lo que pasa es que este gobierno no solo no construye ni un hospital sino que es incapaz de inaugurar los hospitales que le dejan. Lo único que le queda por hacer (en San Borja) son dos o tres ambientes más, está listo en un 99%. No lo hace porque son incapaces, son mezquinos".

En su opinión, una de las barreras que impiden la entrada en operaciones del nuevo hospital sería la "mafia de médicos en el hospital de la avenida Brasil, manejada por sectores comunistas". Asegura que estos se oponen al traslado.

Wilson Urtecho (miembro de la Comisión de Salud) emplazó a la ministra de Salud, Midori de Habich, a dar explicaciones. "La necesidad es apremiante en el viejo hospital", dijo.