Padre del Mayor PNP Felipe Bazán: “Tengo esperanzas de que mi hijo está vivo”
Padre del Mayor PNP Felipe Bazán: “Tengo esperanzas de que mi hijo está vivo”

“Todos los días recuerdo y pienso en mi hijo Felipe y, como padre, sigo creyendo que está vivo; tengo esperanzas y las tendré hasta el último día de mi vida”, dice Felipe Bazán mientras las lágrimas corren por sus mejillas.

El llanto es incontenible para este padre que desde hace 6 años no encuentra a su hijo, el mayor PNP Felipe Bazán Soles, perdido en algún lugar remoto de Bagua en la selva de Amazonas.

HERIDA ABIERTA. Cada 5 de junio se abre una herida para la familia Bazán. Bagua y la Curva del Diablo son los peores recuerdos de sus vidas.

Precisamente, hace 16 días se recordó el llamado “Baguazo”. Ocurrió en el 2009 durante un desalojo de campesinos que terminó con la muerte de 33 personas, 23 de ellas policías.

Han pasado seis años desde ese día fatídico, “negro” y violento y “la herida sigue abierta y cada año se va haciendo más dolorosa”, comenta a Correo don Felipe.

Desde entonces la celebración por el Día del Padre no ha sido la misma. “Solo quiero olvidar, pero mientras mi hijo siga desaparecido, no puedo”, repite.

LO BUSCÓ. Apenas se conoció de la desaparición del mayor Bazán, su padre viajó de Cajabamba (Cajamarca), donde vive actualmente, rumbo a Bagua.

Así, inició una búsqueda infructuosa por el cerro donde emboscaron a su primogénito.

Lo último que le dijeron fue que muy temprano, en la mañana del 5 de junio de 2009, una turba de nativos acorraló contra un precipicio a doce policías liderados por su hijo.

Con este dato, el expolicía cogió una foto de Felipe y recorrió a pie decenas de veces la colina, cercana al km 201 de la vía Fernando Belaunde Terry, en la Curva del Diablo, en Bagua.

Hasta hoy, don Felipe sigue recibiendo información de gente inescrupulosa que le dice dónde está su hijo. La última comunicación, cuenta, fue el miércoles último.

“Un hombre me llamó y me dijo que sabía que mi hijo estaba enterrado con varios nativos en unas montañas, a tres horas de Utcubamba. Me dice, ‘lleva dinero’, solo le sigo la corriente”, comenta y dice “se aprovechan del dolor ajeno”.

Este año, Felipe Bazán no acudió como cada 5 de junio a Bagua.

Sus hijas y nietas (hijas del mayor Felipe Bazán) le han suplicado no tocar el tema porque es doloroso. La última foto con vida (difundida en enero de 2010) del mayor Bazán es triste.

Aparece golpeado y ensangrentado en la cara y cuerpo y al lado 7 indígenas que llevan lanzas.

“Todo lo dejo en manos de Dios, quiero saber qué le pasó a mi hijo, quiero la verdad”, señala desde Cajabamba y llora.

“Estas lágrimas son de impotencia”, agrega.

DENUNCIADO. Correo conoció también que Felipe Bazán Caballero pasó de ser agraviado a denunciado. La exministra del Interior Mercedes Cabanillas lo querelló en noviembre del 2014 por el delito de difamación y calumnia ante la Cuarta Sala Penal de Reos Libres.

Cabanillas habría procedido judicialmente porque el progenitor del mayor Bazán insistió en responsabilizarla por los hechos ocurridos durante el “Baguazo”. “Tengo a mi hijo perdido y encima me denuncian”, dijo.

Él fue citado a declarar el 28 de abril de este año, pero le otorgó un poder a su hija para que asista a la audiencia en el Poder Judicial de Lima. Cabanillas no asistió. “Me siento burlado y abandonado y estas cosas (denuncia) me mancillan y me golpean el corazón”, sostuvo.

Padre e hijo llevan el mismo nombre: Felipe Bazán. Don Felipe Bazán Caballero, de 65 años, es un expolicía de la PIP que llevó con orgullo el uniforme policial. Su hijo, Felipe Bazán Soles, quien lo vio desempeñarse en esta profesión, decidió seguirle los pasos y se enroló a la Policía Nacional del Perú (PNP).

Don Felipe tiene la esperanza de encontrarlo vivo, pero si no es así pide que lo ayuden a recuperar su cuerpo para darle cristiana sepultura.

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