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“Estoy preparado psicológicamente para ir al penal de Piedras Gordas”. La frase es del periodista Pedro Salinas, autor del libro Mitad monjes, mitad soldados (Planeta, 2015), una investigación periodística que denuncia al Sodalicio de Vida Cristiana (SVC), movimiento religioso de origen peruano que se ha visto implicado en abusos de poder, maltratos físicos, manipulación psicológica y pederastia por parte de sus líderes espirituales hacia sus militantes.

Salinas insiste: “Si ellos me plantean una demanda, y me mandan a Piedras Gordas, me voy. No me pienso retractar en nada de lo que dice allí”.

Pero él -aunque no lo dice, lo debe pensar- sabe que una denuncia en su contra es muy complicada, debido a que su libro está bien documentado, presenta 30 desgarradores testimonios, incluido uno del propio periodista, quien perteneció a esta congregación entre los 16 y los 23 años.

Un fragmento del testimonio de Salinas dice: “Mi director espiritual me insistía en que yo acumulaba mucha tensión y que lo recomendable era que practique yoga (...) Entonces, en una sesión de ‘dirección espiritual,‘ me dijo que debía conocer mis chakras, y me pidió que me sacara la ropa, que me quede en calzoncillos, echado en el piso, boca arriba, con los ojos cerrados. Porque el yoga se practica así, en ropa interior (...) tomó un puntero desplegable, de metal, para más señas, y comenzó a pulsarme el hombro, los brazos, el pecho, luego las piernas. Y en un momento me tocó cerca de los genitales. En la ingle, para ser precisos. Entonces reaccioné con sorpresa, abriendo los ojos de súbito y levantándome del piso, como resorte, manifestando mi incomodidad”.

LO BUSCAN. Cuenta Salinas que luego de publicar su investigación -que hizo en conjunto con la periodista Paola Ugaz- se le han acercado padres de sodálites para conversar muy preocupados por la permanencia de sus hijos en esta organización. Y lo han llamado exsodálites para felicitarlo por tener el valor de publicar una denuncia que embarra a una de las instituciones más poderosas de la Iglesia peruana.

Durante la semana, y luego de la ola de críticas, al Sodalicio no le quedó otra que emitir dos comunicados donde asegura que investigará las denuncias de abusos sexuales al interior de la institución.

Ante ello, Salinas, en conversación con Correo, responde: “Ese tipo de crímenes contra los menores de edad no deberían prescribir. El abuso de poder, en el Sodalicio, te lleva al abuso sexual. Me extraña que ellos, en vez de expulsar a (su fundador) Luis Fernando Figari, lo protejan. Al no expulsarlo, el mensaje que están dando es que la institución va a seguir teniendo las mismas taras, los mismos vicios, y eventualmente seguirán ocurriendo estas mismas cosas. Tienen que refundar y rehacerla”, afirma.

- ¿Qué es lo más duro que te deja el Sodalicio?

- Lo más jodido son las secuelas que te deja en el alma, en tu cabeza. Los chips que te han instalado, eso es lo más fuerte, la manipulación psicológica, el trato vejatorio lo llevas por años en tu vida. Yo le dediqué mi adolescencia. Estuve dos años y medio. Pero hay gente que ha estado 15, 20, 30 años, y cuando sales al mundo real, eres un marciano recién aterrizado en la Tierra. Te vuelves un desubicado, sales de una burbuja pensando como ellos. No conectas los cables.

EL GOLPE COMO MÉTODO. Salinas también cuenta el radicalismo religioso que practican: los obligaban a realizar pruebas físicas extremas, como ingresar al mar y nadar 100 metros en las madrugadas; quemarse la piel con una vela durante varios segundos sin demostrar dolor; dormir en el suelo, sobre las escaleras, además de recibir maltratos psicológicos.

- ¿Tanto maltrato a cambio de qué? 

“Te ofrecen ser parte de un grupo de élite que va a transformar el mundo. Te dicen que eres uno de los elegidos y, en el camino, y de forma gradual, van destruyendo la figura paterna. Te alejan de tu familia, de tus amigos, te piden romper con tu enamorada. Hasta que te proponen vivir en las casas de formación en el balneario de San Bartolo. Allá te lavan el cerebro. Te vuelves un fanático”, asegura Salinas.

¿Y qué sucede cuando decides salir? 

Te conviertes en un “traidor”, en un enemigo, en un apestado. Cuando Salinas se cruzaba con un sodálite por la calle, el sodálite cruzaba a la vereda del frente.

“Pero cuando te captan, te prometen que serás parte de la élite de Dios. Te dicen que no hay nadie mejor que tú, que eres lo máximo”.

DENUNCIAS. En vista de la polémica desatada, esta congregación emitió dos comunicados, en uno de ellos aseguran que les “avergüenza profundamente” que hechos así hubieran podido ser cometidos por su fundador, Figari, y deslindan de él afirmando que Figari no ha querido rendir declaraciones públicas, “como sería su obligación moral”. Asimismo, proponen crear una comisión ad hoc, con participación de expertos externos a su institución, y se comprometen a investigar exhaustivamente hasta esclarecer la verdad de los hechos.

Debido al revuelo, el Ministerio Público abrió una investigación de oficio contra Luis Fernando Figari. Las pesquisas durarán 60 días.

De otro lado, como todos los delitos prescriben, incluyendo los de violación sexual, la violaciones a mayores de 14 años cometidas antes de 2004 no podrán ser investigadas. Las que sucedieron después sí se pueden procesar en el fuero penal.

SE DEFIENDEN. En ese contexto, el sacerdote y juez del Tribunal Eclesiástico de Lima Luis Gaspar señaló ayer que en ningún momento hubo alguna inacción ante las denuncias de abuso sexual de menores en el Sodalicio.

“El guardar reserva de los casos por proteger a las víctimas no significa inacción”, sostuvo.

Manifestó que condena todo acto de pedofilia y que, de comprobarse lo mencionado líneas atrás, debería caer todo el peso de la ley sobre los culpables.

“Desde el primer momento se ha informado a Roma. Desde el primer momento se ha hecho una investigación y, actualmente, de tiempo atrás, ya la Santa Sede ha intervenido y está investigando los hechos”, señaló el sacerdote.

Gaspar defendió al cardenal Juan Luis Cipriani, quien fue denunciado por los presuntos delitos de obstrucción de la justicia, complicidad en el delito de violación de menores y encubrimiento real y de personas en el Sodalicio.

“La denuncia no tiene pies ni cabeza, porque desde un primer momento se hizo una investigación de los hechos”, sostuvo.

El caso se encuentra en la 30° Fiscalía Provincial Penal de Lima y fue denunciado por Daniel Vega Farías, presidente del Instituto de Defensa de los Derechos del Menor.

El juez del Tribunal Eclesiástico de Lima explicó que la institución a la que pertenece no era la competente para el mencionado caso.

“La Santa Sede está investigando y tengan por seguro que el día en que se pronuncie, nosotros haremos público el resultado y haremos todo el esfuerzo para que se cumpla lo que se dictamine”, destacó el cura.

Por ello, afirmó que en los próximos días tomarán acciones legales contra Vega Farías, ya que ha faltado al honor de muchas personas de la Iglesia malinformando sobre lo sucedido.

“Nunca fuimos cómplices de estos delitos y tampoco hemos hecho la omisión, ni hemos obstruido la justicia”, destacó Gaspar.

Agregó que el presidente del Tribunal Eclesiástico, Víctor Huapaya, viajó al Vaticano en más de una oportunidad para estar al tanto del controvertido caso.

“La sentencia final depende de ellos”, dijo.

En otro momento, el sacerdote explicó que los 22 obispos integrantes del Tribunal Interdiocesano de Lima no tienen influencia alguna en el proceso que lleva el Tribunal el cual pertenece.

Cabe recordar que el cardenal Juan Luis Cipriani es miembro del Tribunal Interdiocesano.

Finalmente, la justicia civil y no la clerical deberá caer sobre los responsables.

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