Perú: paraíso para los amantes de la escalada y el rapel
Perú: paraíso para los amantes de la escalada y el rapel

Las instrucciones son claras: piernas separadas y rodillas flexionadas. Luego viene lo más difícil, ese primer paso en retroceso, de espaldas al abismo. A los novatos se les recomienda no mirar hacia abajo, solo mantener los ojos fijos en la roca, la cuerda, el cielo o lo que sea. Cualquier cosa menos tentar al vértigo. Y tener confianza. Hace falta mucha para caminar hacia atrás y en vertical. En eso consiste el rapel, en bajar por una pared de roca con los pies en la piedra y las manos y la fe en una soga.

No se necesita tener experiencia en escalada para realizar este deporte. Solo bastan las ganas. Al principio el descenso es lento e inseguro, pero poco a poco la preocupación desaparece. Cuando uno menos lo espera ya lo está disfrutando. En la Web se encuentran varios operadores que ofrecen tours de uno o dos días a distintos destinos cercanos a Lima en donde es posible practicar rapel. Por ejemplo, suele irse a las Lomas de Lúcumo, cerca a Pachacamac. También se realiza en Sayán, en uno de los cerros cercanos al centro poblado de 17 de Enero.

Otro buen punto es la catarata Huanano, en San Jerónimo de Surco, en Huarochirí. Normalmente se suele descender por un muro natural al lado de la cascada, pero es más divertido y refrescante hacerlo por la propia caída de agua, pues una cosa es verla y otra muy distinta penetrar en ella. Con el líquido cayendo con fuerza, golpeando el rostro y haciendo más resbaladizo el trayecto, aumenta el grado de dificultad, aunque también el de diversión.

Clásicos de aventura. Canchacalla es uno de los sitios favoritos de los aficionados a la escalada y el rapel. Está muy cerca de la ciudad, a pocos minutos de Chosica, y se le conoce como "la escuela", por las interesantes formaciones que presenta, las cuales tienen distintos grados de exigencia. Por eso es ideal tanto para el experto como para el amateur. Además, el lugar tiene como valor agregado su excelente clima -soleado y seco-, perfecto para que crezcan la chirimolla y otras frutas. Asimismo, ofrece circuitos para el ciclismo de montaña y la posibilidad de hacer tranquilos paseos por el pueblo de calles pintorescas y típicamente serranas.

Por su parte, el cañón de Autisha, en el valle de Santa Eulalia, es uno de esos parajes donde el terreno es tan especial que ofrece una experiencia intensa. El descenso de unos 170 metros de altura comienza con el sol brillando ferozmente sobre los cascos protectores, pero a medida que uno baja empieza a aparecer otro mundo, uno cada vez más oscuro e impresionante. La caprichosa geografía bloquea los rayos de luz y esconde, en la penumbra, una hermosa laguna de aguas turquesas, alimentada por una cascada. No hay mejor recibimiento después de desafiar a la gravedad. Por ello, un baño es casi una obligación.

Al llegar al estanque no termina la aventura. Todavía hay que salir del cañón, para lo cual se realiza un pequeño 'trekking' entre riscos, pasos de montaña y viejas estructuras de una antigua represa. La caminata acaba en un puente, escenario de otra potencial descarga de adrenalina, donde los adictos a las emociones intensas podrán lanzarse al vacío. El sitio es, además de un destino de rapel, uno de 'puenting'. La caída libre será sin duda el complemento ideal para una jornada llena de emociones.

DATOS

¿Cómo llegar? Vía terrestre: a Huanano, Canchacalla y Autisha se accede por la Carretera Central. A Lúcumo se arriba a través de Pachacamac, y a Sayán, vía Huaura.

Clima: todos los lugares suelen ser cálidos.

RUTA DE VIAJE

Estos son algunos destinos para realizar rapel y otras actividades igual de divertidas

San Jerónimo. El pequeño poblado ubicado en Surco, a la altura del km 67 de la Carretera Central, alberga dos cataratas: Huanano -perfecta para el descenso- y Palacala, punto final de una de las rutas de 'trekking' más populares de Lima.

Lúcumo. Las lomas situadas a pocos minutos del pueblo de Pachacamac constituyen un interesante ecosistema que entre julio y noviembre se llenan de vegetación por efecto de la neblina costera. El resto del año se pueden visitar para hacer caminatas o escalar o descender paredes rocosas.

Canchacalla. Está a la altura del km 47 de la Carretera Central, cerca al peaje de Corcona. Tiene gran número de formaciones rocosas, extraordinarias para aficionados a los deportes extremos.

Autisha. Para llegar aquí se necesita tomar la ruta a Santa Eulalia. El lugar es famoso por la práctica del 'puenting' y por el rapel en el cañón de Autisha, que ofrece un espectacular y largo descenso hasta una laguna.

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