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El sensible fallecimiento de quien fuera exalcalde de la provincia de Chucuito, Román Abad Catacora Contreras, ha dejado consternada a la población, pues a decir de la mayoría de quienes lo conocieron, se trató de un verdadero líder.

Román Abad Catacora Contreras supo con mucha inteligencia guiar los destinos de la ciudad de Juli, ya que en todo momento, y en diferentes actividades, siempre estuvo presente. Sin embargo, a sus cortos 59 años dejó de existir.

Sus familiares lo recuerdan como esposo cariñoso y padre ejemplar, querido y muy estimado por todos los que lo conocieron, familiares, socios, paisanos, camaradas y amigos que de alguna manera estuvieron junto a él en los diferentes momentos de su existir. “Su domicilio ubicado en la Plaza de Armas de Juli, quedará como testigo de las innumerables reuniones que allí se realizaron”, comentaron sus conocidos.

Desde la víspera se cumplió el velatorio correspondiente y sus restos fueron enterrados en el Cementerio General de su tierra natal. En vida, recuerdan algunos, Catacora Contreras había dicho que lucharía por el desarrollo de su terruño hasta que la muerte lo alcance.

LABOR. Román Abad Catacora Contreras, ejercía el cargo de presidente del patronato de Juli, con cierta añoranza, comentó en vida que ante la desidia de sus autoridades, la sociedad civil se organizó para promover la conservación de los bienes patrimoniales de esta joya turística.

Estaban en la fase de sensibilización, capacitando a pobladores de comunidades campesinas para el reconocimiento y restos de atractivos, turísticos, para que luego la Dirección de Cultura y entidades afines trabajen en su puesta en valor.

Don Abad era consciente de que no se contaba con el presupuesto para restaurar estos bienes patrimoniales, pero reconoció que, como patronato debían articular esfuerzos multisectorialmente, para así brindar un servicio de calidad al turista en distintos rubros y se sienta seguro y atraído de volver a este territorio aimara.

Finalmente, a manera de despedida de su tierra natal, fundó el club Deportivo “Defensor Catacora” recién el año pasado.

Su paciencia hacía que a cualquier problema tuviera solución y solía decir “Jumampixa qhipatuqiruwa kumpirsañani - con usted conversaremos al final”.

Para despedir a tan importante personaje, una multitud de personas acompañó su ataúd hasta el campo santo donde se le brindó cristiana sepultura.

El legado de la exautoridad edil está plasmado en la recuperación de los atractivos turísticos de la ciudad de Juli, conocida en el Perú y el mundo como “La pequeña Roma de América”. La familia agradeció el gesto de los pobladores juleños que lo siguieron a su última morada. 

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